El lanzador de cuchillos

EUROVISIÓN: ‘TWELVE POINTS’

La gala, antaño fiesta de la horterada, lo es ahora de la horterada con mensaje. Lo de cantar es accesorio

One. La representante israelí, de solo veinte años, tuvo que llegar al Malmö Arena escoltada por cien agentes de policía suecos y un helicóptero. Sus acosadores pugnaron por tirarle la primera piedra, pero ninguno estaba libre de pecado. TWO. Si Eden Golan, en vez de en Eurovisión, hubiese actuado en el Festival Supernova, ahora estaría muerta o secuestrada. Y, por supuesto, violada. THREE. El del 7 de octubre era un festival del amor, la libertad y la paz; Eurovisión nació con idéntico objetivo, pero la gala del sábado fue un infierno para Eden. FOUR. El concurso está ligado, desde hace algún tiempo, a la comunidad LGTBI. Este año muchos participantes se habían declarado gays, lesbianas o no binarios; sin embargo, se negaron a solidarizarse con una chica que estaba siendo acosada y que representaba al único país de Oriente Medio donde estos tipos podrían cantar libremente. FIVE. No conviene olvidar que el primer transexual de la historia de Eurovisión fue israelí y que los gays palestinos tienen que marcharse al país vecino para casarse, adoptar y evitar morir colgados por los fundamentalistas de Hamas. SIX. Los italianos, que llevaron al gobierno a Meloni –si, como dicen, son neofascistas, tendrían que ser también antisemitas– votaron masivamente por Israel. Lo mismo hicieron los telespectadores de Francia, Reino Unido –guaioiminí–, Finlandia y Noruega; los jurados profesionales no se lo podían creer: están tan lejos de la gente como los políticos que dicen representarla. SEVEN. La España televisiva también dio a Israel los doce puntos del mando a distancia, para pasmo de Yolanda, que nunca vio tanto voto junto, y de Tezanos, que había pronosticado la victoria de Pedro Sánchez. EIGHT. Sería estupendo que Noa, la judía, y Mira Awad, la palestina, volvieran a cantar juntas “cuando lloro, lloro por todos; mi dolor no tiene nombre; cuando grito, miro al cielo implacable y digo: debe haber otro camino”. Ya lo hicieron en 2009, representando a Israel, cuando el festival se celebró, sin problemas, en la Rusia de Putin. TEN. La gala, antaño fiesta de la horterada, lo es ahora de la horterada con mensaje; los viejos intérpretes han sido sustituidos por guerreres de la justicia social. Lo de cantar es accesorio. Ya lo dijo Javier Krahe: afinar es un elitismo. TWELVE. Primeras palabras de Nebulossa tras finalizar vigesimosegundos con treinta puntos: “Hemos bajado superanimados”. Eso mismo dijeron los jugadores del Granada después de quedar penúltimos con veintiuno.

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