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juan ruesga navarro

Efecto Metropol, efecto Altadis

A pesar de todos los defectos y excesos en gasto, el impacto del Metropol Parasol es positivo

Hace pocos días que el alcalde comentó que se activa la intervención sobre Altadis y su entorno. Y que esa intervención será con menos edificabilidad de la que se tenía prevista. Al menos eso me pareció entender. Hasta aquí todo es muy razonable y la actuación en Altadis será un éxito, si además de todas las consideraciones arquitectónicas, urbanísticas, sociológicas y económicas para el barrio de Los Remedios, ambientales y forestales, para las arboledas y el río, se hace en un tiempo breve y aunque sea una redundancia, es una actuación en la que se actúa.

¿Qué es lo mejor del Metropol Parasol en la Encarnación? Que existe. A pesar de todos los defectos y excesos en gastos, el impacto es positivo. Sí, impacto. Porque en una inercia de treinta años mirando un solar en el centro de Sevilla y de vergonzantes instalaciones provisionales de un mercado de tiempos pasados, supo abrir nuevas expectativas. Tiendas, restaurantes, hoteles en edificios antes vacíos y en ruinas. Actividades en el Antiquarium, que en sí mismo es una muy buena aportación a la historia de la ciudad. Punto de encuentro de propios y visitantes. Hablemos de efecto Metropol, como en otro momento hablamos de efecto Guggenheim. El nombre de Bilbao se relanzó al mundo desde la inauguración del Museo Guggenheim en 1997. Pero no fue una actuación singular y aislada, sino que formaba parte de una estrategia minuciosamente planificada para potenciar una nueva imagen de la ciudad, dejando atrás la crisis industrial de las décadas anteriores.

El paso del tiempo es implacable. La fábrica de tabacos de Altadis en Los Remedios se cerró en 2007. Justo un año antes que Imperial Tobacco adquiriese la empresa. Una docenita de años ha cumplido el cierre. De las diez fábricas que la empresa tenía en España sólo la de Sevilla sigue sin uso. Unas instalaciones en el corazón de la ciudad, con más de 20.000 metros cuadrados de edificaciones de diferentes tipos, capacidades y de diverso interés arquitectónico: oficinas, naves, capillas, edificios auxiliares y una considerable arboleda. Por su localización tan singular podría dar cabida a actividades de todo tipo, parques y paseos, servicios, etcétera... junto a un barrio que tiene un gran déficit de equipamientos públicos y en el que la actividad generada por el complejo sería un buen apoyo socioeconómico. Queremos un efecto Altadis sobre el barrio, sobre el río y sobre Sevilla. Y lo queremos ya, si no es mucho pedir.

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