Elogio y reproche a los Montpensier

Entre las muchas Sevillas que existen hay una que es heredera directa del romanticismo tardío de los duques de Montpensier. La fórmula, en general, consiste en ciertos amagos de modernidad tecnológica y económica mezclados con una orgullosa ranciedad cultural y social. Respecto a la política, esta Sevilla suele ser partidaria de la legalidad vigente, que como ya se sabe rima con los inmortales versos de don Luis de Góngora: "Ande yo caliente, etcétera".

Muy activa, amplia y empoderada, esta tribu urbana sigue considerando al matrimonio formado por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón y Antonio de Orleans una especie de quinta esencia de la sevillanía señorial, todo un modelo a seguir e imitar. Recurso fácil del artículo lírico-historicista, la Sevilla de los Orleans es sinónimo de edad dorada por su elegancia y buenas costumbres, nada que ver con la Babel actual, entre populachera y globalizada, que nos ha tocado padecer (y tanto). Sin embargo, en este bucle melancólico orleanista pocos recuerdan que el señor duque tuvo también el dudoso título de ser el autor intelectual del atentado contra Prim en la madrileña Calle del Turco, justo cuando el general de Reus representaba la única posibilidad de regeneración para un reino que había tocado fondo. Esa fría tarde España se jodió, como tantas otras veces a lo largo de su historia, y todo se debió a las ambiciones de un francés que, como otros hijos del Hexágono, soñó con ser Rey de este maltrecho país.

Pero no todo va a ser largar de los duques. Sevilla le debe a María Luisa la donación del parque que lleva su nombre, uno de los más hermosos y abundosos follajes de la Europa urbanizada. Sobre todo, le adeuda la inteligencia con la que la duquesa realizó dicha cesión al prohibir taxativamente que se construyese en el interior del mismo, sin duda pensando en la futura ralea de especuladores, políticos corruptos y arquitectos estrella. Es por eso que los grandes edificios del 29 están en los márgenes de este "espacio verde", como se dice ahora con inelegancia. En la memoria de muchos, la palabra desconfinamiento estará para siempre unida a los paseos por un parque que, tras decenas de días clausurado y sin sufrir los desmanes del mono sabio, reabrió con los prados de césped asalvajados, las flores en combustión primaveral, la fauna inocentemenente confiada y los árboles más gigantes que nunca… Sólo por eso, señora duquesa de Montpensier, algunos sevillanos guardaremos su largo nombre de infanta de España en un lugar muy grato de nuestros corazones.