análisis

Rogelio Velasco

España 2012

El recorte del gasto en las comunidades autónomas, la culminación de la reforma financiera y la recuperación de la senda del crecimiento son los principales desafíos de la economía para próximo año

HACE ahora un año, señalamos los problemas más relevantes que la economía española tenía que afrontar. Se ha hecho parcialmente con algunos. Otros continúan en la misma situación. Todavía se han añadido algunos nuevos.

El retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años era inevitable. Aun así, diversas instituciones de investigación insisten en que es insuficiente. El nuevo Gobierno ha anunciado que suprimirá las prejubilaciones. Esto va a reforzar la viabilidad financiera del sistema de pensiones.

Respecto de la reforma del mercado de trabajo, se ha hecho poco o muy poco. Demasiado tiempo hablando con los agentes sociales; demasiadas dudas por parte del Gobierno. Los convenios colectivos continúan teniendo un ámbito geográfico y sectorial que ignora las condiciones particulares de las empresas. La ultractividad de los convenios sigue operando. Con cinco millones de parados y la economía nuevamente en recesión, una tarea urgente del nuevo Gobierno es modificar el actual marco normativo para suavizar el impacto de la crisis en el empleo, con o sin acuerdo de los agentes sociales.

Se ha avanzado en la reforma del sistema financiero, pero aún no está concluida. Primero, en los balances de los bancos siguen figurando activos inmobiliarios tóxicos que representan un peso muerto. El mercado no tiene confianza en las entidades españolas. Además, aún existen varios grupos de entidades que continúan en una situación de provisionalidad. Desconocemos si existen presiones nacionalistas o de otra naturaleza, pero el Banco de España está actuando con una desesperante lentitud. Además, y después de destaparse la catastrófica gestión de las cajas de ahorro en Valencia, se arrojan serias dudas sobre la labor inspectora del Banco y, adicionalmente, deberían dar paso a que la Fiscalía Anticorrupción investigue determinadas operaciones y actuaciones que carecen por completo de racionalidad financiera. Además, la gobernanza de algunas de las nuevas entidades, con cajas antiguas manteniendo intactas sus estructuras, junto a nuevos bancos de los que son accionistas, no es eficiente. Se sigue sospechando de intromisiones políticas, de una inercia del pasado, de estructuras hipertrofiadas con asambleas, consejos, comisiones, etc, que no son compatibles con la rapidez y agilidad que requieren las decisiones de las empresas que operan en mercados muy competitivos.

Gasto público, especialmente de las comunidades autónomas. A la espera de las cifras para todo el 2011, algo se ha avanzado, pero la reducción del gasto ha sido insuficiente para alcanzar el objetivo de reducción del déficit hasta el 6%. Se barajan cifras que van desde el 6,6% hasta el 8%. La segunda cifra sería catastrófica. Pero aún con la primera, la continuación de la tarea de reducción durante 2012 va a ser muy dura. La Administración Central apenas puede adelgazar más. Las tareas pendientes de ejecutar del próximo año corresponden a las comunidades. Si no quieren realizar recortes en sanidad y educación, tienen que hacerlo en todo lo demás. Esto significa en todo. Desde organismos que tienen una dudosa utilidad, hasta otros que duplican la tarea de la administración central, o las estructuras centrales y periféricas de las consejerías.

Si las comunidades autónomas no llevan a cabo un adelgazamiento significativo de sus estructuras burocráticas, el objetivo de reducción de déficit no podrá cumplirse. El mismo juicio se aplica a los ayuntamientos. Existen muchos en los que todos los recursos que se dedicaban a la gestión urbanística y al planeamiento, están en la actualidad completamente ociosos, por señalar un caso significativo. Esto requiere una reubicación del personal, además de la reducción de estructuras como en las comunidades.

A los problemas señalados, se añadieron algunos más. La preocupación por el déficit se ha extendido a la preocupación por el crecimiento y, por tanto, a las posibilidades de pago de la deuda en el futuro. Después de unos años de crecimiento elevado, en buena medida impulsado por la construcción de viviendas, los agentes se preguntan ¿cómo va a crecer España en el futuro? Sin crecimiento, no se puede pagar la deuda.

A la atención sobre el déficit y su cumplimiento, se añadió los enormes problemas para la colocación de deuda a tipos razonables. Durante el presente año, España ha estado al borde del abismo durante algunas semanas del mes de noviembre, como lo atestiguan los elevados tipos de interés pagados en algunas subastas de letras del Tesoro a menos de un año.

Gracias a las intervenciones indirectas del BCE en el mercado secundario, los tipos no se dispararon aún más y se consiguió colocar los títulos. Además, muchos bancos han comprado deuda pública financiados por préstamos del BCE. Pero Draghi ya ha anunciado un cambio en la política de compra de deuda en el mercado secundario. Los recientes préstamos de 500.000 millones a 3 años a los bancos, les suministra un horizonte de estabilidad en cuanto a recursos líquidos. Pero más importante aún es que el sistema financie a las empresas del sector real. Los elevados depósitos que las entidades mantienen en el BCE -en lugar de prestarlos- transmiten la desconfianza que los bancos mantienen sobre el futuro de nuestras economías. Y ya veremos que política adoptan sobre la compra de deuda soberana.

Por lo demás, la situación internacional no permite albergar esperanzas de una robusta recuperación de nuestros principales socios comerciales. Ni EEUU logra reparar el caos fiscal que padece, ni China parece dispuesta a revaluar el yuan. Ni España ni el resto de economías importantes, pueden agotar el año 2012 sin arreglar estos problemas. Ha llegado la hora de la verdad.

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