La ciudad y los días

carlos / colón

Estupidez y cobardía

ESTACIÓN de tren de Grafing, Múnich, 4:50 de la madrugada. Al grito de "Alá es grande" y "mataré a todos los infieles" un joven apuñala a cuatro personas, matando a una e hiriendo gravemente a las otras. Como suele suceder tras los ataques islamistas, oiremos el coro de la corrección política alertando contra la islamofobia. Que yo sepa ningún cruzado ha apuñalado a cuatro musulmanes, matando a uno de ellos, al grito de "Dios con nosotros". Más bien ha sucedido lo contrario. Sin embargo nadie avisa del peligro, más real y letal, de la eurofobia islamista. Y quien lo hace es arrojado a las filas de la extrema derecha alarmantemente creciente gracias a la ceguera, estupidez, dejadez y cobardía de los partidos democráticos. Algo que se corresponde, como otro síntoma de descomposición política, al auge neocomunista-populista de la extrema izquierda española, igualmente alentado por la ceguera, estupidez, dejadez y corrupción de los dos partidos constitucionalistas.

Ustedes saben que los tertulianos son tan previsibles en su defensa del PP, el PSOE o Podemos, contra viento de realidad y marea de hechos, como los secundarios de Hollywood: Jack Palance era siempre el malo, Walter Brennan el borracho majareta, Thelma Ritter la asistenta y Tony Randall el amigo adicto a los martinis… Pues bien, un tertuliano progresista se quejaba el otro día de que los medios subrayen machaconamente el origen paquistaní y la religión musulmana del nuevo alcalde de Londres. Le parecía una forma de discriminación que lo señala como poco inglés por su origen y potencialmente peligroso por su religión.

No es así. Que un inglés musulmán hijo de emigrantes paquistaníes sea alcalde de Londres es noticia. Como lo fue que Kennedy fuera el primer presidente católico (y hasta hoy el único) de los Estados Unidos, que Obama sea el primer presidente negro o que Tony Blair fuera el único primer ministro católico desde 1688. Nadie se quejó, en los casos de Kennedy y de Blair, porque se llamara la atención sobre su religión.

Llama la atención que sean estos mismos tertulianos que representan como los secundarios de Hollywood el papel de progresistas, quienes utilicen las convicciones religiosas de los políticos españoles para reírse de ellos como meapilas, en el mejor de los casos, o presentarlos como sectarios, en el peor. Parece que para algunos lo progresista es condenar la islamofobia y practicar la cristianofobia.

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