Euforia ‘heavy’ en Cantillana

El vídeo del traslado en TikTok provoca hilaridad. Pero la hilaridad muta en asombro. El asombro da paso a la perplejidad

Me deprimen desde niño el circo y el zoo, pero Cantillana siempre la asocié a un tigre. Recuerdo vagamente el toreo de Manili, apodado “el tigre de Cantillana”, digno émulo del Sandokán de Emilio Salgari, el otro tigre de Malasia. Por el colega y cantillanero José María Rondón, hemos sabido casi todo sobre su paisano José Pérez Ocaña. Fue Ocaña a secas, artista inefable, maricón por libre y agitador kitsch en aquella Barcelona ajena al último vahído de Franco (se cumplen ahora cuarenta años de su muerte, como ha evocado ya aquí Paco Correal).

Entre el surrealismo estupefaciente y el pietismo cainita, Cantillana remite también al lugar donde dos Vírgenes se tiran los trastos cada dos por tres. Conocida es la guerra santa que por allí depara el culto a su Asunción y a su Divina Pastora. Sin duda la provincia ofrece perlas de fervor no muy distantes de la fe en el terraplanismo (recuérdese la Iglesia Palmariana). Cantillana se divide con futbolero encono entre acérrimos guardianes de la Asunción y fieles centuriones de la Divina Pastora. Es esta segunda hermandad, como ya saben, la que propició hace nada una polémica entre Pablo Fernández, podemita de Castilla y León, y José Ignacio García, diputado de Adelante Andalucía. El primero (remedo físico entre Vlad Tepes el Empalador y el añorado Pablo Abraira de Gavilán o paloma), se mofó en las redes de la histeria que acompañó el traslado de la Divina Pastora a su paso procesional. El segundo lo llamó “clasista” por cachondearse del pueblo y, por ende, del sur.

El vídeo del traslado en TikTok provoca hilaridad. Pero la hilaridad muta en asombro. El asombro da paso a la perplejidad. Y el chute perplejo nos sume a los más asustadizos en un pasmo de extrañeza y pavor. Las plañideras de Cerdeña son voces blancas si uno las compara con el piropeo y la gritería que devotos de toda edad y ensalada sexual profesan a la pastoril imagen. Cada nación se trabaja su volkgeist. En Berlín una exposición muestra ahora la vinculación entre el heavy más satánico y la idiosincrasia oculta en los países nórdicos. La comisaria de la muestra lo explica por el clima, la violencia entre luz y oscuridad, la introversión y el aire taciturno de los nórdicos, el peso histórico del protestantismo y la represión emocional. De ahí las oscuras emulsiones que depara el mundo nórdico, asociado a la prosperidad. Cantillana, pueblo del sur de Europa y bastión católico de Trento, es igualmente heavy a ojos y oídos de los legos, entre quienes me hallo. Aquí todo es extroversión y desate al borde del síncope. Qué cosas, Virgen santa.

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