La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Faltaba 'Filomena'

No habrá Semana Santa, pero tengo meta hacia la que caminar: el primer viernes de marzo en San Antonio Abad

Faltaba Filomena. No bastaba que las relajaciones estúpida y cobardemente consentidas durante las Navidades nos enfrenten a un enero y un febrero aún peores de lo pronosticado por los especialistas (si sensatamente el alcalde y el arzobispo de Sevilla han suspendido la Semana Santa y la Feria, con lo que ello supone para la economía de la ciudad, ¿por qué las autoridades nacionales y autonómicas no han sido igualmente responsables durante las Navidades, por qué ahora -¡ahora!- el ministro demediado Illa avisa que "las próximas semanas van a ser duras"?).

No bastaba la escandalosa lentitud en la administración de las vacunas (¿por qué sólo se ha administrado el 27,9% del total de las vacunas que tiene España a su disposición?; de las 743.925 dosis entregadas a las comunidades autónomas sólo se han administrado 207.323. En Asturias se ha administrado el 60,7% mientras en Andalucía sólo el 38,4%).

No bastaba, en el caso sevillano, este caminar sin meta de Semana Santa y Feria hacia la primavera, fiestas que además de reportar ingresos dramáticamente necesarios elevan los decaídos ánimos de los ciudadanos. Tenía, además, que llegar la puñetera Filomena encogiéndonos de frío el cuerpo y de tristeza el corazón, limitándonos y encerrándonos aún más de lo que habrán de limitarnos y encerrarnos las medidas que se tomen ante la mala evolución de la pandemia, en parte agravada por la absurda permisividad navideña (y en esto la responsabilidad de las autoridades es mayor que la de los ciudadanos que no han respetado las indicaciones).

En estos días helados, oscuros, lluviosos, doblemente tristes al sumarse la maldita Filomena a los males que nos afligen, sueño con la vira de oro de la tarde de marzo por la que viene Jesús Nazareno, como tan bella y exactamente escribió Romero Murube en Por la tarde de marzo de su Sevilla en los labios. Describiendo como nadie lo ha hecho esta luz "que los sevillanos (…) perciben en su avance lento diario, desde el fondo frío del invierno, y que cuando por fin llega -marzo, abril- la colma de esta íntima satisfacción que da la universal esperanza cumplida" porque "la ciudad siente en su entraña aquella múltiple espada de fuego dulce amarillo". Bendito don Joaquín. No habrá Semana Santa, pero tengo una meta hacia la que caminar: el primer viernes de marzo en San Antonio Abad.

Dedicado a Antonio Burgos, único heredero de Joaquín Romero Murube.

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