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francisco / andrés / gallardo

Fangoso

DEXTER y Walter White, el protagonista de Breaking Bad, tienen justificaciones para ser cómo eran en sus ficciones. Terminan en la programación, pero hay un mundo entero ahí, entre teclas y apps, para degustar los mundos turbios, acres y ásperos de ambos personajes. Dexter fue rematando su última temporada en franca decadencia, inversamente proporcional al cénit al que llegaba el laboratorio de White este domingo. Busquen y vean.

Porque aquí, en España, la comidilla televisiva de estos días es el asesinato de la infortunada Asunta, que sólo acaba de arrancar. Un caso mediáticamente poderoso, con densidad psicológica, y que comienza a molturarse en el morbo de las cadenas. Runrún. Y en lo más bajo, en lo más premeditadamente bajo, la última polémica de Sálvame, a la espera de la llegada de Belén Esteban.

Ya intuíamos que el ego de Jorge Javier Vázquez estaba en proceso de autodestrucción. Su intuición, su carisma potencial, se está degradando en proporción directa al descenso de audiencia de Telecinco, y el viernes llegó a uno de esos remates de escandalera barata. Un encontronazo de la ex edil digital Olvido Hormigos con María Patiño durante un descanso sacó lo peor en antena de J.J., que despachó a la rubia saltarina entre insultos soeces y gestos de ultraje. De lo más desagradable que se ha podido ver en Telecinco, que es una cadena que se gusta a sí misma con el conflicto y la bronca. Pero un presentador no puede comportarse como Jorge Javier por mucho pasara en ese intermedio de navajas en los pasillos. Y la recena: la reunión de pastores rumiando el desprecio por la expulsada. Los de Mediaset parecen retar a ver qué cloaca más subterránea podemos descubrir.

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