VUELCO, uno más en esta Liga llena de situaciones sorprendentes. La última ha sido el empate de Zorrilla que le devuelve la ilusión a un Barça que se había puesto las chanclas vacacionales tras el gol de Lafita en el último descuento. Para mí que es ahora el equipo azulgrana el que tiene la sartén bien agarrada aunque también el Atlético de Madrid sólo dependa de sí mismo para cantar ese alirón que lleva mereciendo durante todo el curso.

El gol de Osorio en las inmediaciones de la última campana deja al Madrid pendiente de demasiadas carambolas, devuelve al Barça a la pomada y priva al Atleti de la posibilidad de encontrarse a un enemigo aliado en la jornada final. Como puede comprobarse hay que ver las de cosas que cambian en fútbol con un solo gol. Un gol es vida o descarte y lo cierto es que resultó inesperado que un Real Madrid tan habituado a resolver los momentos claves patinara como patinó.

Queda ahora el punto final más apasionante de estos últimos tiempos. Si todo este tramo postrero resultó apasionante, las dos últimas jornadas se presentan de cafinitrina bajo la lengua y frasco de las sales a mano. Lo que un gol puede significar en fútbol y que le pregunten al sevillista qué ha significado el gol, los goles, de M'Bia en sus vidas para darnos cuenta de cómo un rumbo puede virar hacia un destino mejor, o peor, que eso de los rumbos es de caprichoso...

Ese gol del Valladolid ha cogido al fútbol según Sevilla en plena Feria y pensando en otras cosas. Unos preparan el aviatuallamiento para la gran cita en el Piamonte y otros se echan la mano a la cartera viendo lo que ven. La Feria, como la noche, confunde en demasía y da pie a que unos personajes repudiados mayoritariamente se vanaglorien de estar a punto de asaltar nuevamente, otra vez, al Betis. Y de esta manera queda claro que el gol de Osorio nos cayó como de puntillas.