Notas al margen
David Fernández
Del cinismo de Sánchez a la torpeza de Feijóo
QUIENES colocaron la bandera indígena en el Ayuntamiento de Madrid, el pasado día de la Hispanidad, parecen creer que la vida en la América precolombina era una especie de idílico capítulo de Pocoyó o de Barrio Sésamo, todo risas y diversión y buen rollito. Pues no, nada de eso. Los pueblos indígenas guerreaban continuamente entre sí y se dedicaban al pillaje y a la captura de prisioneros, a los que muchas veces sacrificaban para comérselos en ceremonias de canibalismo ritual. Lo contó muy bien el cronista Bernardino de Sahagún, tan admirado por Juan Rulfo, y queda constancia de ello en docenas de códices y de restos arqueológicos que pueden verse en los museos de México o del Perú. Los aztecas decapitaban y despellejaban a sus víctimas y luego se las comían, y también los mayas sacrificaban con gran crueldad a sus prisioneros. Mel Gibson lo contó en una película que mucha gente creyó exagerada y tramposa, aunque tiene mucho de real: Apocalypto.
Pero nadie parece acordarse de estas cosas -que son hechos históricos incuestionables- y, en cambio, mucha gente acusa a los conquistadores castellanos de crueldad y de sadismo o, incluso, de "genocidio" planificado. Y por supuesto que hubo crueldad y sadismo -aunque no genocidio- en la conquista de América, pero esa crueldad ya existía en muchas sociedades precolombinas y no fue un invento diabólico introducido en América por los conquistadores. Los incas también practicaban sacrificios rituales de niños y adolescentes. Puede ser que los españoles fuesen crueles -y lo fueron-, pero los indígenas no eran ningunos angelitos.
Y por último, hay que repetir todas las veces que haga falta que la gran mortandad de indígenas que se produjo durante las primeras décadas de la conquista no se debió a un exterminio organizado y premeditado, sino a que la aparición de los españoles produjo unas pandemias -de viruela, gripe, sarampión- contra las que los indios americanos no tenían ninguna clase de anticuerpos. Todo esto está documentado y se puede leer hasta en la Wikipedia, pero sigue habiendo gente que se empeña en malinterpretar los hechos que no se ajustan a sus prejuicios. Es cierto que los españoles saquearon, robaron y exterminaron a todo aquel que se opusiera a su conquista, pero no hubo ningún genocidio. Los únicos culpables fueron los virus.
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