la ciudad y los días

Carlos Colón

Gracia es concesión gratuita

NI con el uno ni con el otro. El consejero de Cultura afirmó el miércoles pasado en el Parlamento que era necesario abrir un diálogo con la Iglesia para garantizar que los ciudadanos disfruten del patrimonio eclesiástico restaurado con fondos públicos. El arzobispo Asenjo justificó que la Iglesia cobre por las visitas turísticas a algunos de sus templos para afrontar los gastos que su apertura conlleva y para contribuir a la muy costosa y constante tarea del mantenimiento de estos antiguos inmuebles. Discrepo con ambos. Inversión pública no implica necesariamente gratuidad. Se pagan entradas para acceder a los teatros sostenidos con fondos públicos, oír conciertos interpretados por orquestas pagadas con fondos públicos o ver películas subvencionadas con fondos públicos. La reiteración es voluntaria y retórica.

Si consideramos la cuestión desde un punto de vista monumental y museístico sucede lo mismo: el acceso a la Catedral o al Salvador es gratuito para los sevillanos y de pago para los turistas, al igual que el acceso al Museo de Bellas Artes es gratis para los sevillanos y los extranjeros ciudadanos de la UE, pero de pago para los extracomunitarios; en el caso del Alcázar la gratuidad sólo afecta a los sevillanos, debiendo pagar todos los visitantes españoles, de la UE o extracomunitarios. Tanto el Museo como el Alcázar están sostenidos con fondos públicos y además, a diferencia de los monumentos religiosos, son de titularidad pública. Pero no por ello deja de pagarse.

No comparto, pues, la opinión del consejero. Pero tampoco la del arzobispo. Los espacios de culto, en mi modesta opinión, deben ser de acceso público y gratuito, no porque se hayan restaurado con fondos públicos, sino por su naturaleza de recinto sagrado dedicado al culto y la oración. Que yo sepa únicamente a la Catedral y al Salvador se accede previo pago, siendo de acceso gratuito el resto de las iglesias sevillanas. Pero aun en estos dos únicos casos me parece inapropiado cobrar para acceder a un templo. Y aún más inapropiado me parece ese reducido culto a tiempo parcial, compartido con su explotación como museos, al que los someten. El Salvador tenía pocas misas antes de su restauración (dos diarias), pero tras ella tiene aún menos (una de lunes a sábado y dos los domingos). Media hora o cuarenta minutos al día. En cambio como recinto visitable previo pago o identificación como nativo hispalense, abre seis horas mañana y tarde.

No me parece razonable haber extendido a la zona de culto el pago que antes sólo se exigía para visitar las dependencias museísticas de los templos. Por muchas necesidades que se tengan. Dicho sea sin incurrir en ese vicio tan español de ser más papista que el Papa.

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