la ciudad y los días

Carlos Colón

Hipocresía europea

OIGO en casi todas las tertulias y leo en casi todos los periódicos, hasta en los más favorables a ella, que la intervención armada estadounidense para asesinar a Ben Laden sería impensable en Europa.

Como si los Estados Unidos estuvieran bajo sospecha de déficit democrático, continuaran siendo un salvaje Oeste en el que cada cual se toma la justicia pistola en mano y aún imperara entre ellos la ley de Lynch (el virginiano que impartió "justicia" tan drásticamente que dio nombre al linchamiento), un Imperio que se cree autorizado a intervenir militarmente cuando, donde y como le dé la gana. Y Europa, en cambio, fuera el culmen de la democracia, la sacerdotisa de los derechos humanos y la garante del orden jurídico internacional.

Se les olvida -¡cosas de la memoria!- que desde su fundación hasta hoy los Estados Unidos no han soportado una dictadura (aunque hayan apoyado algunas extranjeras, entre ellas la nuestra). Mientras en el siglo XX Europa ha aportado a la Humanidad, además de dos guerras mundiales, al rey Leopoldo de Bélgica, a Mussolini, a Hitler y a Stalin, por hablar de los monstruos mayores en lo que a crueldad y número de víctimas se refiere. A ellos habría que sumar desde la derecha extrema a los monstruos locales como Franco, el francés Jacques Doriot y su Partido Popular Francés, el belga Leon Degrelle y sus escuadras rexistas, el rumano Horia Sima y su Guardia de Hierro, el húngaro Ferenc Szálasi y su Partido de la Cruz Flechada o el austríaco Starhemberg y su Frente Patriótico. Por su parte, la izquierda comunista aporta a la nómina el rumano Ceausescu, el búlgaro Dimitrov, los alemanes Pieck y Ulbricht, el checoslovaco Gottwald… Y así hasta completar una lista de horrores y tiranos que se podrían resumir en las tres "gestas" europeas del siglo XX: el genocidio belga en el Congo, los campos de exterminio nazis y los gulag y purgas comunistas. Europa debía tentarse la ropa de su memoria antes de dar lecciones de democracia a un país que, con todos los errores que haya podido cometer y cometa, jamás ha conocido o soportado una dictadura.

Otro caso notable de amnesia lo representa el señor Llamazares, que ha llamado "terrorismo de Estado" al asesinato de Ben Laden. El partido al que este señor pertenece sigue reivindicando al Che Guevara como un héroe. Por lo visto que los Estados Unidos intervengan en Pakistán para asesinar al más peligroso terrorista internacional es "terrorismo de Estado"; y las excursiones del Che al Congo, Tanzania o Bolivia para -según sus propias palabras- "crear dos, tres, muchos Vietnam" eran misiones humanitarias.

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