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juan Manuel / marqués Perales

Hoja de ruta

LA hoja de ruta para que Mariano Rajoy sea investido presidente a primeros de agosto ha sido revelada: el PP debe alcanzar un acuerdo serio con Ciudadanos, y en la medida que esta mayoría parlamentaria sume los 170 escaños, incluida Coalición Canaria, el PSOE le prestará las abstenciones necesarias para evitar las terceras elecciones. Es la fórmula que propuso Felipe González, que necesita de dos principios: el préstamo socialista, supuestamente lo más difícil, y la demostración de voluntad de Rajoy de formar mayorías mediante un acuerdo y no, como hasta ahora, por la fuerza. Mediante la apelación a la hecatombe que supondrían las terceras elecciones para el sistema institucional.

En 1996, José María Aznar consiguió lo imposible. La CiU de Pujol y el PNV de Arzalluz le dieron su apoyo de investidura, aunque para ello debió hablar catalán en la intimidad y le entregó a los nacionalistas vascos "en 18 días lo que Felipe González no nos ha dado en 18 años". Así argumentó Arzalluz el acuerdo buscado por Aznar aunque ya no le era necesario: le bastaba con CiU.

Rajoy lo tiene infinitamente más fácil, sus quejas sobran, debe sentarse con Ciudadanos para conseguir un apoyo similar al que Susana Díaz fraguó en Andalucía. O Cifuentes en Madrid. Albert Rivera, de momento, no le ha pedido nada para que le dé la abstención. En el caso andaluz, el PSOE tuvo que transigir con los ceses de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. A pesar de lo que muchos consideraron un chantaje, los ex presidentes fueron entregados. Si no su cabeza, Rajoy debe ofrecer a Ciudadanos varias muestras de que su voluntad de regeneración es cierta. Desde las elecciones, Génova se ha confiado, exclusivamente, a Ferraz. Craso error, el PSOE no va a abrir su crisis ahora por la voluntad de Rajoy. Si el PP pensó que la batalla entre barones buenos y secretarios malos había de ser lo que les diese la investidura, estaba tan despistado como en enero pasado.

Pero es que, lejos de conseguir la investidura, la obligación de Rajoy es formar una mayoría parlamentaria para gobernar, y con Ciudadanos puede conseguir combustible para una legislatura corta. Todos los partidos están apostando por ello, por otras elecciones en 2018, después de un mandato breve y a cara de perro entre Gobierno y oposición. España se ha italianizado demasiado pronto: sin mayorías, sin hombres de Estado, una divertida partitocracia.

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