TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Desde mi córner

Luis Carlos Peris

Honores a un hombre tranquilo

Se ha llegado a la simbiosis ideal en el entorno de la selección, pues con Del Bosque no hay peligro de incendio

VIVE el deporte español en general un tiempo de vino y rosas, pero es que lo que se está produciendo en torno al equipo nacional rebasa todos los límites imaginados. Conocí a Vicente del Bosque hace más de treinta años, justo antes de que fuese al Mundial de Argentina, de la mano de Julio Cardeñosa. Con el bético componía el mejor dúo de pensadores que tenía el fútbol español, pues tanto Pirri como Asensi eran otra cosa y Manolo Velázquez había tirado ya la toalla. Digo que conocí entonces a Vicente para coincidir con él en muchos campos cuando él era espía del Real Madrid y servidor estaba en sus crónicas.

La fiebre que se desencadenó en torno al equipo que campeonó en el Prater no sólo no ha disminuido, sino que continúa in crescendo por la sencilla razón de que el que suplió al jefe no ha alterado las cosas ni ha efectuado experimentos que cualquiera sabe qué consecuencias habrían tenido. Y con Del Bosque he coincidido estos días en Lanzarote, pues aparte de recoger un premio dictó una ponencia junto al seleccionador de balonmano, Valero Rivera, y la de natación sincronizada, Ana Tarrés. Mesa redonda muy provechosa en la que sobresalió el talante sereno y pragmático de ese salmantino grandote que dirige al más fuerte motivo para la ilusión, La Roja.

Si hubo un largo tiempo en que se añoró la flema de Miguel Muñoz como manguerazo oportuno para la sucesión de incendios que se genera en torno a la selección nacional, con Vicente no hay peligro alguno de que haya que llamar a los bomberos. Con su forma de ser se garantiza que el bosque seguirá indemne y a salvo de cualquier viento de catástrofe. Da gusto dialogar con él y gana una barbaridad en la distancia corta. Cuando se le pregunta qué hizo para que el gallinero no se alterase en el cambio, él respondió sin mover un músculo de la cara: "Demostrando que no éramos unos intrusos los recién llegados". Gran personaje y seleccionador para rato, seguro que sí.

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