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Desde el fénix

José Ramón Del Río

Incestos

COMPRENDO que ya el titulo de este articulo repele y que, por culpa de él, no sólo no voy a aumentar el número de mis lectores, sino que, incluso, podré perder algunos. Pero me ha causado tanta impresión la noticia que he leído en un periódico de tirada nacional -y no era el día de los inocentes- que no me resisto a dejar de comentarla. La noticia, de la que luego hablaré, se refiere a un tema que, como el del incesto, ha estado siempre presente en la historia de la humanidad. Y se da, no sólo en la mitología, con Edipo y Yocasta; Tiestes y Penélope; Adonis, fruto de las relaciones entre el rey Tias y su hija o Zeus y su hermana Demeter, sino que aparece en el Génesis, donde las dos hijas de Lot, el sobrino de Abraham, se acuestan sucesivamente con su padre, después de darle vino, para así engendrar hijos. También Cleopatra, en Egipto con sus hermanos y en Roma, Nerón con su madre Agripina o Calígula y sus tres hermanas.

Pero todas estas relaciones incestuosas o no tuvieron lugar en la realidad, como las mitológicas o, han pasado tanto tiempo de ellas, como la de la Biblia o las del tiempo de egipcios y romanos, que han perdido cercanía para considerar que se trata de una conducta censurable. Y lo es en razón de que reduce, hoy día sin necesidad -como quizás la hubo cuando los grupos sociales se reducían a miembros de la misma familia- la variabilidad genética. Hoy en casi todas las culturas no se tolera el incesto, porque no amplía las redes sociales.

Pues bien, vayamos a la noticia, publicada con toda seriedad y sin desmentido por el momento. En la puritana EEUU, donde el descubrimiento de sus infidelidades matrimoniales le ha podido costar la carrera -y por el momento, mucho dinero- a Tiger Woods, el deportista mejor pagado del mundo, una señora de 72 años y un caballero de 26 han declarado que están enamorados y que llevan cuatro años de relación, que van a casarse y tener un bebé, gracias a una madre de alquiler, para lo que ella va a gastar 50.000 dólares de su fondo de pensiones. La noticia parece una extravagancia, porque el amor difícilmente puede producirse cuando existe tanta diferencia de edad entre las personas, pero la noticia de extravagante pasa a ser sórdida cuando esta pareja de Indiana aclara que son ¡abuela y nieto! ¿Tenemos que creernos la sinceridad de ese amor? ¿No será que lo que pretenden es un reality show para doblar su inversión monetaria? Lo peor de todo es que nuestras televisiones acaben copiando, como siempre, lo que viene de fuera y veamos cómo alguno de sus célebres personajes confiesa su amor por un pariente cercano.

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