La infopinión es la mayor lacra de los informativos televisivos. Lo dice Antonio San José, hasta el pasado 30 de diciembre director del programa contenedor 'La tarde' de CNN+, en un Curso de Verano en El Escorial sobre el presente y el futuro de la radio. San José matiza esta tendencia se ha acusado con la llegada de nuevos canales televisivos desde que tuvo lugar el apagón analógico.

Sus palabras tienen lugar en el transcurso de un diálogo con el director de informativos de la cadena SER, Antonio Hernández-Rodicio, que lanza al auditorio un decálogo que deben cumplir los informativos radiofónicos, que la crisis, bromea, ha reducido a sólo seis mandamientos. Los oyentes quieren saber. No enterarse. Los oyentes quieren escuchar un medio que les escuche. Los oyentes no quieren saberlo todo; prefieren que alguien les jerarquice la información. Los oyentes no quieren infopinión. Los oyentes no tienen el día para la emisora pero quienes trabajan en la emisora sí tienen todo el día para los oyentes. Por último, los oyentes no quieren versiones oficiales ni notas de prensa, quieren la verdad.

Seguro que estos mandamientos podrían ser suscritos por cualquier director de informativos de cualquier emisora. Lo que me lleva a plantear a la mesa una cuestión: ¿en qué diferiría de éste otro hipotético decálogo aplicado a los informativos televisivos? Ahí es donde tercia Antonio San José, que ha tenido responsabilidades en ambos medios, dando su particular tirón de orejas a ciertas cadenas televisivas. Y entonces me acuerdo de Telecinco, la cadena que lideró el mes de junio y que estrenó anteanoche la tv movie 11-M. Una cadena que no tiene ese problema. Su información se basa en el entretenimiento. Como esta tv movie polémica. Hecha por y para subir el share. Nada más.