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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Insensibilidad y chulería

Ni lo de la "euforia contenida" ni lo de "el que no se sienta cómodo, que no abra" es admisible

No es cuestión de exagerar las cosas para atacar al Gobierno. Él se basta con sus errores de tan graves consecuencias, falta de sensibilidad o desplantes chulescos. Que "sólo" haya en un día 268 fallecimientos cuando hemos tenido picos de 950 indica, ciertamente, que gracias al confinamiento se ha contenido la expansión de la epidemia. Faltaría más después de 50 días de encierro. Pero hay formas más humanas de comunicarlo que hablar de "euforia contenida" como ha hecho Simón. Si euforia es entusiasmo o alegría intensos, difícilmente se puede sentir porque en un día fallezcan "sólo" 268 personas. Podría haber hablado de los picos y las curvas, del descenso de la mortalidad apuntando a una (de momento) evidente recesión de los contagios y las muertes, de estar saliendo de los peores momentos de la pandemia, de un cauto avance hacia el restablecimiento de una relativa y pequeña normalidad y de una primera libertad de límites muy estrechos. Pero es chocante, poco afortunado y menos respetuoso para con los 268 fallecidos, que ayer ascendieron a 281, hablar de "euforia contenida".

En otro orden de cosas, no parece correcto que la ministra Ribera se despache con lo de "el que no se sienta cómodo, que no abra" que le ha espetado a los hosteleros. Las proporciones de la crisis y las perspectivas de futuro empeoran las peores estimaciones. Dicen los economistas que vivimos y viviremos la mayor deuda desde 1902 -tras la pérdida de las últimas colonias- y la mayor caída del PIB desde la Guerra Civil. Nuestro país, y especialmente Andalucía, necesitan desesperadamente del turismo hasta el punto de dar por buenos todos los males que su masificación conlleva. Ya conocen la copla "desgraciaito el que come su pan de mano ajena...".

La burbuja hostelera ha crecido desmesuradamente en los últimos años. El centro histórico de ciudades como Sevilla es una casi ininterrumpida sucesión de bares y hoteles nuevos -a los que hay que sumar los pisos turísticos- para satisfacer esta demanda masiva. "Los hoteles de Sevilla ofrecen 23.000 plazas actualmente y hay otros 23 nuevos proyectados, en su mayor parte de cuatro y cinco estrellas", escribía la compañera Ana S. Ameneiro el pasado 17 de octubre. La respuesta del Gobierno ante esta crisis, en un país para el que el turismo y la hostelería son para bien y para mal fundamentales, no puede ser "el que no se sienta cómodo, que no abra".

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