SUS recetas han solido pasar de hurtadillas por España en canales como Localia o 13 TV, a y aún así es conocido; además de ser estrella en Canal Cocina o Canal Viajar. En su Reino Unido natal es un visionario admirado y uno de sus paisanos más queridos. No sólo porque parece cocinar a manotazos con resultados espléndidos, sino porque está reconduciendo los hábitos alimenticios y de salud de jóvenes y niños británicos. Las grandes privadas españolas nunca han visto las posibilidades de Jamie Oliver, por fortuna para él, y es ahora TVE la que ha rescatado sus Escapadas Gastronómicas, que se ofrecen los sábados y domingos por La 2 (y cuando sea, siempre está ahí a mano rtve.es).

La penúltima escapada de Jamie, que siempre ha demostrado que es un tipo sabio, ha sido a nuestra Andalucía (esta serie se grabó en 2010) y ha sido de los recorridos turísticos más amenos y sorprendentes con que se ha podido topar un espectador sobre nuestra tierra. Aunque Oliver camina por el filo de la navaja guiri, el cocinero saca partido de nuestra tierra en lo paisajístico y en lo gastronómico, con ese ramalazo exhibicionista del agitado cocinero inglés para atraer a sus incondicionales. Jamie se relame en cualquier parte, pero hay ocasiones, como la nuestra, en que entendemos perfectamente sus muecas de placer. No es un turista accidental, ya que sabe lo que hace y, entre Ronda, Arcos y Marbella, sabía bien dónde se metía. Le dio tiempo para empinarse varias cervezas cruzcampestres y hasta jalear un pasodoble carnavalesco de Los Galanes (toda una experiencia reconocer el Carnaval de 1972 en una serie documental británica). Una Andalucía que se parece más a la que concibió Blas Infante que la que se inventa el Canal Junta. La escapada andaluza de un tipo sensible y muy interesado por cocinar y comer bien nos mostró una Andalucía monumental, tratada con veneración y actitud de aprender y enseñar a los demás. Un publirreportaje que ya se ha visto en todo el mundo, con un valor que no tiene precio.