FIESTA grande hoy en Cádiz con la recuperación de un trofeo rehabilitado, contento en Heliópolis porque el número de socios va a superar todas las expectativas, el sentido común ha asomado en lo de Luis Suárez, al que se le mantiene la sanción, sí, pero ya no se le impide ejercer su profesión de futbolista para que pueda ponerse a punto con los suyos. Y lío gordo por la ineptitud de un bocazas que actualmente dirige el fútbol profesional.

Tenía razón el Patronato de Apuestas Deportivas al eliminar a los equipos de Segunda del boleto inicial. Se ha impuesto el rango superior y la Justicia ordinaria ha prevalecido, como es imprescindible en cualquier Estado de Derecho, sobre la deportiva. El bocazas Tebas, ese experto en montar descalzaperros, ese vigilante de la corrupción que nunca resuelve algo, se pasó quince pueblos y condenó a un Murcia presidido por un experto que le da sopas con honda.

Jesús Samper, cocinero antes que fraile, pionero en la gestión del fútbol profesional español, ha noqueado a Tebas y, por ende, hace que este fútbol nuestro reciba otro torpedo en su línea de flotación, uno más. A pesar de su tajante descalificación de la normalidad, Tebas no ha tenido otra salida que dar marcha atrás en una decisión que sorprende aunque se esperase. Se suspende la primera jornada en Segunda y, creo que a la espera de un nuevo calendario.

Como se dice en el Falla, el cajonazo a Tebas, a la Liga, ha sido de órdago. La entrada en escena de la Justicia ordinaria suele ser nociva para el buen orden deportivo, por lo que supone de alteración de unos tiempos que han de ser más veloces que los de los ropones. Todo se ha consumado, no hay Liga de Segunda hasta quién sabe cuándo. La respuesta del susodicho, el lunes, que a ver quién se pierde este puente de la Virgen. ¿Seguirá tolerando el fútbol a tamaño impresentable?