CONVENGAMOS en que no fue un acto social sino una explosión social, una manifestación en la que no faltó una sola varilla del abanico que abarca la sociedad sevillana. Al rebufo del libro que Antonio Lorca ha escrito sobre el cura Javierre y bajo la batuta organizativa de Julio Cuesta, en la Fundación Cruzcampo no se cabía antier noche. Si no fuera porque suena a fantochada podría afirmarse que quien no estuvo en la presentación de dicho libro no es nadie en esta ciudad. Con dos eméritos en sevillanía como Carlos Amigo y Manolo Chaves en el puente de mando allí estaba mucha Iglesia, mucha clase política con goleada socialista y muchísimo periodismo para testificar o sólo presenciar lo que allí ocurría. Luego pasó lo que pasó, que por mucha gente que llenaba el recinto, todo lo abarcó la figura de José María Javierre, ese canónigo de la Giralda que fue a morirse sólo cuando el cardenal le dio la venia.