Sabido es que Madrid es el rompeolas de todas las Españas y resulta que su plaza de toros es también un rompeolas. Un sitio donde confluyen todos los defectos que adornan a esta España que padecemos. Desde el odio cainita a la mala educación, en Las Ventas del Espíritu Santo se dan cita cada tarde todas esas lacras que hacen que nuestro país se haya convertido en inhabitable. Antañazo eran los del Tendido 7 que lideraba el ingeniero Montes los que reventaban la tarde a todo el que llegaba con vitola de figura o, simplemente, que había recibido el visto bueno de Sevilla. Hoy, el mal ha hecho metástasis y desde cualquier rincón puede surgir la voz intempestiva, inoportuna con el torero jugándose el pellejo. Es más, a esa joven gloria del toreo que es Andrés Roca Rey hasta le gritaron que se fuera a su país. Ya lo dijo el Guerra: "En Madrid que toree San Isidro".