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NO está nada fina la Junta de Andalucía, especialmente el consejero de Turismo y Deporte, el malagueño Luciano Alonso, en el tema de la Copa Davis. A final de septiembre metieron la pata con las semifinales que se disputaron en Córdoba contra Francia, al negarle al Ayuntamiento cordobés cualquier tipo de subvención para ayudarle a pagar el canon que exige la Federación. Así que, cuando vieron el éxito del evento y la respuesta de los cordobeses, encantados de acoger en su plaza de toros ese acontecimiento deportivo -máxime cuando aún no se había olvidado la frustración de la capitalidad cultura-, la actitud de la Junta fue la de restarle importancia a la celebración de la semifinal, que se reflejó, entre otras cosas, en la insignificante presencia institucional del Gobierno andaluz o sus representantes provinciales en el recinto donde se jugaron los partidos. Fue una torpeza y no quisieron reconocerlo.

Lo que no se esperaban es que el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, que estuvo presente en Córdoba durante toda la competición, junto a Escañuela, sevillano, y presidente de la Federación Española de Tenis, aprovechó el momento para proponer a Sevilla como sede de la final contra Argentina, que todo el mundo creía que iba a celebrarse en Valencia. Y resultó que, contra todo pronóstico, lo consiguió, con lo cual ha logrado apuntarse un punto importante ante los sevillanos y, al mismo tiempo, poner en un serio aprieto a la Junta de Andalucía.

Luciano Alonso ha reaccionado mal y pronto, y sin entrar en negociaciones, alegando que no había sido consultado, ha negado cualquier tipo de ayuda, argumentando, entre otras cosas, que este torneo no promociona Andalucía, sino a la comunidad de Madrid, patrocinadora permanente de la Copa Davis. Pero esto es salir por peteneras y no querer reconocer la realidad porque, visto lo visto en Córdoba, cualquiera que entienda lo que es promoción, sabrá que aquella fue espectacular, en el ámbito nacional e internacional. El nombre de Córdoba, pintado justo al lado de la pista, fue visto por millones de espectadores en todo el mundo, lo mismo que la retransmisión de imágenes de la ciudad.

Si eso ocurrió en Córdoba, más será en Sevilla, porque es la final. Y como bien decía Zoido, Sevilla es Andalucía y Andalucía es Sevilla, de forma que la capital andaluza va a aparecer en todos los televisores y periódicos del mundo. Pero, por lo visto, eso no es promoción. Vamos a decir la verdad, y es que este partido es más de política que de tenis. Como en la película de Woody Allen, lo que aquí se juega, también en términos electorales, es un match point.

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