Moción de censura a Sánchez

¿En verdad se creen sus seguidores que volarán en Falcon y vivirán en un casoplón en Galapagar?

Temo decir a dónde va el país en este abrupto camino lleno de curvas tan oscuras como sorpresivas en sus giros. Vagamos por un suelo empedrado retorciéndonos, a cada minuto, el tobillo. Y aunque nos están haciendo perder el equilibrio aún nos queda una buena musculatura en la cintura para mantenernos erguidos porque tenemos resistencia -sí, nosotros también tenemos nuestro propio manual-, evitando caer derrumbados contra el suelo. Cada noticia que lanza Pedro Sánchez es el latigazo de un traicionero matorral oculto en la cuneta que nos azota en la cara. Los españoles de bien, aquellos que entendemos que España iba bien y que, como ya dije la semana pasada, tenemos muchos, muchísimos motivos de los que sentirnos orgullosos, esos españoles de bien, digo, estamos abandonados en esa ruta oscura y violenta. Esta semana se ha hecho de noche. La luz se ha apagado y tras la oscuridad se ven brillos en el entorno que no son, precisamente, de luciérnagas. Esas luces que nos dan fogonazos en ese transcurrir empedrado, son fuegos de violencia y hogueras en torno a las que vemos alumbradas, en color ira, caras de líderes lóbregos planeando cual bandoleros sus mayores perversiones. En este costoso tránsito, durante el que intentamos mantener la dignidad, escucho a Sánchez y a Iglesias, reírse a carcajadas por los fundamentos de los planes que están barruntado. Entre esa maleza sanguinaria invitan a otros de sus colegas, tan desharrapados y sucios por fuera como lo son, humanamente por dentro. Vienen con las barricadas al hombro, las mochilas llenas de tijeras, y llaves de las rejas sonando con alegría en manos de los independentistas. Los etarras, aún arrastran sus delitos, porque la sangre nunca se va. Allí están, en torno a esa siniestra hoguera, los hombres que pactan una España con mentirosas promesas llenas de fantasmas. Ríen a carcajadas cuales hienas porque lo único que quieren es poder y dinero robándoselo a los demás que lo han ganado con su esfuerzo. Se venden como un Robin Hood, ante quienes eligen este modelo de peligroso gobierno, de extrema izquierda. ¿En verdad se creen sus seguidores que volarán en Falcon y vivirán en un casoplón en Galapagar? En esta senda llena de temeridades siempre se desea la aparición de un salvador fuerte y valiente que nos libre de una muerte segura de la democracia. Suficiente motivo para hacerle una moción de censura a Sánchez.

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