La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Morricone en Sevilla

En 1988 y 1999 Sevilla pudo disfrutar de dos conciertos históricos de Ennio Morricone

Sé que no lo van a creer, pero es cierto. Íbamos en un taxi José María Mellado, un servidor -directores de los Encuentros Internacionales de Música de Cine-, Carmelo Bernaola y Ennio Morricone camino de los estudios de TVE en la Palmera. Carmelo, que era muy grueso, ocupaba el asiento delantero. Lo miró de reojo el taxista y le preguntó: "¿Usted es vasco?". "Sí, ¿cómo lo sabe?", le contestó Carmelo. "Por la cara de estreñío que tiene", le espetó. Mediamos José María y yo: "Oiga… No sea grosero… Es un músico famoso invitado a Sevilla… Carmelo Bernaola…". El escéptico taxista, que nos había oído hablar en italiano con Ennio, dijo: "Sí… ¡Y el de atrás es Ennio Morricone!". "Pues mire usted, sí", le dijimos. Se quedó atónito y Morricone, divertidísimo. Así de popular era. El fin de fiesta fue que en el estudio de televisión estaban Loquillo y Pepe Peregil que, con Morricone al piano, tararearon y silbaron La muerte tenía un precio.

Trajimos a Morricone a Sevilla en 1988 y 1999 gracias a la Fundación Luis Cernuda de la Diputación Provincial, que organizaba los mencionados Encuentros de Música de Cine. El primero, en el Lope de Vega con la Orquesta y Coro Nacionales de España y la soprano Alide Maria Salvetta, fue espectacular. Nos costó lo suyo que incluyera un suite dedicada a las películas de Sergio Leone porque decía estar harto de ser etiquetado como músico de espagueti western. Afortunadamente lo conseguimos. Y la Suite Leone fue la joya del concierto. A su término el recordado crítico musical pop Joaquín Luqui se puso en pie de un salto y arrastró con él al teatro en una explosión como pocas veces he visto. Hay grabación en directo editada en CD: pueden hacerse una idea de lo que fue aquello. Aquel año 88 coincidieron en Sevilla Morricone y Alex North, a quien el maestro italiano admiraba. Un lujo. El concierto del 99, en el Maestranza con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, fue también extraordinario, abarrotando por dos veces el teatro, aunque más "serio" (¡nada de western!).

Este nada tópico romano del Trastevere, muy serio y trabajador hasta la extenuación, era también un hombre cordial que nos recibía siempre amistosamente en su inmensa casa, una planta en un palazzo frente al Campidoglio, junto a la signora María que le ha sobrevivido tras 64 años de matrimonio. Fue un privilegio tratarlo. Y un gozo lograr que Sevilla lo disfrutara dos veces.

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