ONCE años han pasado desde aquel telediario de las tres que nos helaba el corazón y hay que ver cómo ha cambiado esto. Ya no hay duda de que aquel terrible atentado en el corazón de la capital del mundo fue el punto de inflexión para un cambio de era. Puede afirmarse que la Edad Contemporánea, esa edad que fluctúa tan a su antojo, comenzaba ese día, pero nadie esperaba que el cambio rompiese a tan descaradamente a peor. Esa pregunta de que si ahora viene el rescate, ¿cuándo fue el secuestro? puede despejarse para irse a aquel 11 de septiembre de 2001 en que las Torres Gemelas, o World Trade Center, fueron abatidas por el fanatismo más cerril. Ese tiro al cerebro del capitalismo liberal fue el cañonazo de salida hacia una meta menos confortable y la prueba no pudo ser más evidente, pues si aquel telediario nos helaba el corazón, los actuales nos sumen a diario en un túnel negro negrísimo.
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