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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Parroquia, teatro, adefesio

El teatro del Duque era un edificio inferior a la parroquia de San Miguel y el de los sindicatos, inferior al teatro

Primero fue una iglesia, la extraordinaria parroquia de San Miguel derribada en 1868, en pleno furor revolucionario, pese a que se tratara de un valioso templo gótico del siglo XIV (¡el progreso!). Después fue el teatro del Duque, inaugurado en 1871, el más importante de la ciudad junto al San Fernando (1847) y el Cervantes (1873), y el único que ha sobrevivido. El del Duque fue el más popular con sus cuatro funciones diarias y las cinco de los domingos que lo mantenían abierto desde la sobremesa hasta la madrugada ("la última del Duque" era cita segura de noctámbulos que después se repartían por la insomne Campana y la pecadora Alameda). Cerrado en 1938, albergó proyecciones de cine en sus últimos años. Finalmente, cuando a principios de los 60 se derribó lo que quedaba del edificio que albergó en una esquina La Vinícola y en la otra el teatro, se construyeron allí los actuales adefesios de la Delegación Provincial de Sindicatos, después de CCOO.

La web elpasadodesevilla.bolgspot.com muestra dos fotos que resumen nuestra triste historia arquitectónica: en una aparece la fachada en dos plantas del teatro del Duque flanqueada por el Cuartel de San Hermenegildo, el palacio de los Cavalieri y el de Palomares; en la otra se ve sobre la fachada del teatro este cartel: "Se vende todo lo concerniente al teatro y los materiales del resto del edificio". ¡Al suelo! ¡Fuera! Como el cuartel y los palacios. La destrucción de Sevilla empezó allí, en los 50, con el derribo del cuartel al que siguieron los bloques de pisos de Imagen; y prosiguió, en los terribles 60, con la demolición integral de la plaza del Duque.

En resumen: el teatro era un edificio inferior a la parroquia y el de los sindicatos fue, a su vez, inferior al teatro. Todo puede ir siempre a peor en esta ciudad. El horrendo cubo irregular que conforma la manzana que da a Jesús del Gran Poder, Trajano y Aponte nunca será derribado, como tampoco lo será la antigua comisaría que adoran los arquitectos. Aquí solo se destroza o se tira lo antiguo. Como informábamos ayer, la sede de CCOO puede convertirse en un hotel. Se temió hace años que el centro de Sevilla fuera un desierto de bancos desprovisto de vecinos. Temor infundado. Será, está siendo ya, un parque temático de hoteles, bares, veladores, heladerías y templos convertidos en museos, superpoblado de turistas y desprovisto de vecinos.

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