Por pura vocación pedagógica le aclaro al señor portavoz municipal de IU sus dudas sobre la modificación de la ordenanza de veladores para ofrecer un "trato especial a los establecimientos de carácter tradicional". El señor portavoz, además de referirse despectivamente como "vestiduras rasgadas" y "fotos de postureo" a quienes hemos alzado la voz o presionado la tecla en defensa de la confitería La Campana, se pregunta cómo se mide "el carácter tradicional" de un comercio. No le dejo con la duda y, aunque le molesten tanto los símbolos cristianos del escudo de Sevilla, practico con él la obra de misericordia de enseñar al que no sabe.

El carácter tradicional o histórico de un comercio está definido por dos factores objetivos: su antigüedad y el mantenimiento de elementos arquitectónicos y decorativos que lo singularicen, representen un momento de la historia de la ciudad y hayan definido un espacio urbano. Para más información le recomiendo que se dirija al Ayuntamiento de Barcelona que en 2016 estableció un Plan Especial de Protección de la Calidad Urbana que ha catalogado 211 negocios emblemáticos -farmacias, librerías, restaurantes, bares, pastelerías, filatelias o sombrererías- "que aportan valor e identidad y generan pertenencia, vertebración y cohesión, además de diversidad comercial"; o que se dirija a las asociaciones e iniciativas barcelonesas como Associació d'Establiments Emblemàtics, Activisme per la Conservació dels Establiments Tradicionals o la Ruta dels Emblemàtics. También lo puede hacer a las madrileñas Plataforma de Comercios Históricos en Peligro o Asociación de Comercios Centenarios. Y si se pone viajero, que consulte las medidas de protección de los comercios históricos londinenses de Harley Street, Mayfair, Portland Pace, Jeremy Street o Savile Row. Ellos parecen tener claro lo que al portavoz sevillano de IU le suscita tantas dudas.

En un artículo publicado en La Vanguardia en defensa del comercio histórico se cuenta esta anécdota: cuando el 23 de octubre de 1977 Tarradellas, tras regresar del exilio, se asomó al balcón de la Generalitat no solo dijo el famoso "Ja sóc aquí", también exclamó: "¡Ah, Deulofeu sigue ahí!". Se refería a una tienda de moda que abrió sus puertas en 1918 y cuyo cierre en 2015 fue uno de los detonantes del Plan Especial. Ésta, señor portavoz, es la clave que define a un comercio histórico como patrimonio de la ciudad. ¿Ahora sí?