Visto y Oído

francisco / andrés / gallardo

Pérdidas

EL cascabeleo del verano funde el bochorno con esa atmósfera de trivialidad que intenta taparlo todo durante las semanas vacacionales por excelencia. El escrache de los poderes económicos ha venido agitando la actualidad de los últimos estíos y se acabaron esos prolongados paréntesis temporales en los que no pasaba nada, cuando no sabíamos de la existencia de las primas de riesgo y la Bolsa jugaba con nombres de plastilina.

Los presidentes del Gobierno ya han dejado de tener vacaciones e incluso a cambio de marcharse unos días deben dar la cara que han ido aplazando desde semanas atrás, mientras otros presidentes dimiten antes de que la guadaña aceche entre el centeno del otoño.

A este verano de politiqueo crepuscular se le añadió el de la tragedia ferroviaria, maltratada de primeras en la pantalla, absorta en sus programaciones tan precarias. ¿Alguien dudaba a estas alturas de la capacidad que aún tiene la radio? En ese incomprensible accidente falleció el radiofónico Enrique Beotas, de quien escribió un cómplice obituario en estas páginas el tocayo Correal. La rebotica de Beotas fue durante muchos años ese remanso de espíritu positivo, salud y conversación amigable que la convertían en una amable compañía en las anchas tardes de los fines de semana, antes del atracón deportivo.

Dolor por la pérdida de Beotas, como por la de García Campoy, una andaluza militante que había nacido en Barcelona y de quien no conozco a nadie que me arroje ni un tanto así de reproche. Nos falta Concha pero estamos seguros de que seguiremos contando durante mucho más tiempo de la sabiduría de Victoria Prego. Todo el ánimo para ella y su gran familia, la personal y la profesional.

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