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Las dos orillas

José Joaquín León

Rebajas a la sevillana

HA comenzado la temporada de rebajas, aunque algunos dicen que en Sevilla empezaron antes. En las etiquetas te ponen el precio antiguo tachado y bien vistoso el nuevo, para que se note la diferencia. Por ejemplo, en la Cabalgata de los Reyes Magos de este año: primero pusieron precio a un Melchor que duró un tiempo y lo tacharon, después a otro que tampoco duró demasiado y también lo tacharon; y ya en los saldos pusieron al hombre bueno que se presta siempre que han tachado algo, para que el Melchor tuviera salida a la desesperada. Y salió. En los próximos meses, los cazatalentos del Ateneo diseñarán una nueva colección de Reyes Magos, según las últimas tendencias, que será esperada con el máximo interés en las pasarelas.

En el Ayuntamiento, igual, pero más raro. Había, y hay, un alcalde, al que le tacharon el precio; y él quiso poner uno, pero pusieron otro. Aquí, en vez de etiquetas, sería más oportuno que colgaran carteles: aparecería Monteseirín tachado, que es el precio antiguo, y debajo la cara de Juan Espadas, que es el precio nuevo que presenta la tienda del PSOE para la campaña de las elecciones. Con la crisis, es muy conveniente ofrecer gangas que no hagan daño en los presupuestos, pues es público y notorio que las familias están muy endeudadas y no ven el dinero del crédito de los bancos ni en pinturas de Velázquez, ¡qué buena calle era para poner un comercio!

Lo que no se entiende, una vez que ha comenzado la campaña de las rebajas, es que se mantenga el precio anterior de Monteseirín cuando ya han anunciado otro más barato con Espadas. No es el caso del PP, que presenta a Zoido con el mismo precio, sin rebajas, sino con más calidad y elegancia en la oferta del modelo, según se presupone, porque espera salir triunfante de la pasarela, cuando se presente la nueva colección municipal. Y todos se lo rifan.

En Sevilla los comerciantes se muestran pesimistas, como siempre. Han tenido cuatro años muy malos, y están escépticos, escarmentados. Según sus cálculos, este año las ventas de las rebajas disminuirán un 11%, y se espera que cada sevillano/a gaste entre 85 y 95 euros. En cambio, los comerciantes catalanes, después de terminar con las rebajas de Montilla, están mucho más optimistas. Dicen que las ventas aumentarán este año un 4% y que cada catalán/a gastará entre 200 y 250 euros, más del doble que en Sevilla, pero es que ellos/as son más ricos/as. Y además han cambiado la colección, que fue presentada por todo lo alto estas Navidades en el Palau de la Generalitat por Artur Mas, una semana antes de los Reyes Magos, que es cuando se venden bien estas cosas. En esto también nos llevan ventaja en Cataluña. Allí el que no se rebaja es porque no quiere.

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