En plena Semana Santa se ha producido un hecho que puede tener consecuencias, muy positivas por cierto, en el reencuentro de Sevilla con su río, una de las grandes asignaturas pendientes que la ciudad parece incapaz de aprobar. Tras más de dos años de incomprensible espera, la Junta de Andalucía ha desbloqueado la declaración de impacto ambiental para la recalificación de los suelos del Batán -la zona cercana al puente de las Delicias donde están los depósitos de la Compañía Logística de Hidrocarburos- que permitirá poner en marcha uno de los proyectos más ambiciosos que ahora acaricia la ciudad: Sevilla Park, un complejo comercial con un gran auditorio para más de 20.000 personas que se mira en el emblemático Palau Sant Jordi de Barcelona, en el que Arata Isozaki, último premio Pritzker de arquitectura realizó una de sus obras más emblemáticas.

Sevilla Park, quizás sin alcanzar esos niveles, se puede convertir en un eslabón importante de la cadena de obras que se deben realizar para que Sevilla cuente con un distrito portuario, como los que hay en Londres, Buenos Aires o Nueva York. Será un centro de atracción comercial y de ocio tanto para los visitantes como, sobre todo, para los propios sevillanos. Y no hay que irse tan lejos, más cerca de nosotros Málaga ha acometido un proceso similar con notable éxito.

La creación de ese distrito portuario es un proyecto que empezó a tomar cuerpo con Manuel Gracia como presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla y que su sustituto con la nueva administración de centro derecha en la Junta de Andalucía, Rafael Carmona, se propone con buen criterio profundizar y llevar a la práctica. Es el objetivo básico del plan estratégico que debe guiar la evolución de la infraestructura portuaria hasta 2025. Se trata de conectar el puerto con la ciudad e ir trasladando poco a poco la actividad industrial al sur, en la zona más cercana a la esclusa, para ir incorporando suelo que se puede dedicar a usos urbanos, volcados sobre todo en el ocio y el comercio. El plan estratégico también está previsto que conlleve un aumento sustancial del tráfico portuario y la mejora de las conexiones por ferrocarril.

Este nuevo distrito urbano abarcaría desde el puente de Los Remedios hasta el del Centenario y en él se integrarían proyectos como la recuperación de las naves de la avenida de La Raza o la zona comercial que se está terminado de construir en Palmas Altas. Todos los pasos que se den en esta dirección son buenos para una Sevilla que se ha pasado mucho tiempo ignorando que lo mejor que siempre le ha pasado le ha llegado a través del Guadalquivir.