HOY tienen una estupenda oportunidad de conocer a uno de los mejores pintores sevillanos: José Miguel Pereñíguez. Nacido libre, en la Sevilla de 1977. Un artista del dibujo, un renovador de la figuración, un perfeccionista que rezuma lecturas y saberes, un cicerone de los arcanos donde habita el misterio y la fascinación, allí donde la sombra y la luz son el contenido de los objetos. Pereñíguez explica esta tarde en la Galería Rafael Ortiz su exposición La escena y el solar, en la que destaca sobremanera su serie Mundus. Doce dibujos a carbón y a lápiz (difícil es sacarle tanta capacidad expresiva a tan sencilla técnica) que no sólo invitan a la delectación formal, sino también a la reflexión sobre la ciudad, que en Sevilla es la madre de todos los temas. Y con más fundamento si se hace desde la calle Mármoles, en la zona donde comenzó a erigirse la Híspalis romana.

"Se excavó un pozo redondo en el actual comicio y se depositaron allí primicias de todos los productos que, por ley, utilizaban como buenos y, por naturaleza, como necesarios. Y, por último, de la poca tierra que cada uno había traído de su lugar de procedencia, echaban una parte allí mismo y la mezclaban. Llaman a este pozo con el mismo nombre que al cielo: Mundum. Luego, como un círculo trazaron en torno a este centro la ciudad". Pereñíguez, con esta cita de Plutarco extraída de su libro Vida de Rómulo, que relata con ribetes míticos la fundación de Roma, aboca al visitante a un tiempo y a un espacio que, por rituales, son imperecederos, como eterna es la ambición humana por moldear el mundo desde un orden y hacia una finalidad.

Cuánto bien se haría hoy Sevilla a sí misma en caso de construirse y ordenarse secundando el fecundo espíritu creativo de José Miguel Pereñíguez. Una Sevilla lectora, reflexiva, abierta, serena, moldeada hacia el rigor, perfilada y a la vez enigmática, transida de experiencias y ávida de novedades, en busca de dar sentido al asombro de vivir cuando invocamos a la tierra para trazar nuestros sueños.