LENTO ritmo lleva la liposucción de los excesos que son el anverso de la postración económica. Más rápido avanza la botellona en octubre que en abril a la conquista de los terrenos de la Feria. Estamos en recesión y no hay canción protesta. Para estar cerca de U2 sí hay dinero. El rock del astillero está por componer y las nóminas por pagar. Los autónomos musitan la canción de gasolinera y la letanía bancaria. La tocata y fuga de Mercasevilla es una melodía popular cuya partitura está más enterrada que Lorca para que un juez no ordene el pago de los derechos de autor. Tablada será Tablada, rima con todo y nada.

Los castañeros ya imponen su humareda con Sevilla a más de 30 grados a la sombra de los sacos que llenan en la rebusca, la misma que viste y calza en los salones de oropel cuando las fuerzas vivas del encorbatamiento se arriman a una autoridad política y le pegan más abrazos que al apóstol para rebañar la última subvención que se libre de los draconianos recortes presupuestarios del año 2010.

A Ricardo Costa le quedan en Valencia tres telediarios y dos paseos en coches de lujo pagados por el prójimo. Los neocom de Bush tienen aquí su equivalente en los neopijos. Fulanos de tal que cambian de móvil más que de raqueta de pádel. Sin escrúpulos para coquetear con los profesionales de la picaresca y vivir como una frivolidad el merodeo por las lindes de lo impresentable. Ávidos de protagonismo, les carcome la frustración de no ser los mejores. Apóstatas de la ética que les monsergaron en los colegios de curas. Visten a la última su miseria moral. Su único mandamiento es amarás al dinero más que a ti mismo.

Ni siquiera son sólo del PP. En Valencia y Madrid rebrotaron al calor de un descomunal urbanismo aderezado con Juegos y Copa América. Pero en Andalucía también hay neopijos en el partido que fundó la Junta, y la hizo suya y de los suyos. Si hoy entraran en Fibes, unos y otros se reirían de las asociaciones reunidas en pro de un mundo ético. Ilusos que no maquillan sus cuentas, si los pobres se reproducen y no hay quien los extinga...