MÁS afanados en sostener una insostenible ficción de paz y prosperidad, los agentes políticos, empresariales y sociales andaluces siguen evitando una profunda reforma de la cultura de poder que les mantiene y que nos lleva a una tremenda postración económica y laboral. No quieren dar pie a un cambio de rumbo, para seguir ellos en el puente de mando, y seguimos navegando hacia el ojo del huracán con la mayor de las complacencias, instalados en la falacia de que, aunque no hagamos nada, vendrán tiempos mejores que nos sacarán del atolladero. Así nos va, en una singladura que cada vez acumula más náufragos aferrados a sus familias como islas de la supervivencia.

Encomendados a Doña Providencia, la corte de los premios con canapés sólo reaccionará cuando quiebre de modo estrepitoso la tupida trama de intereses cruzados que compone el sistema de poder. Y entonces será tarde para evitar que aumenten de modo exponencial los damnificados por la gangrena disimulada.

¿Cuántas veces han escuchado que ya se estabilizó el mercado inmobiliario? La solicitud de concurso de acreedores por Noriega Edificación, del Grupo Sánchez-Ramade, con unas deudas de 800 millones de euros, señala dónde estamos realmente: con empresas importantes en situación muy difícil porque los bancos ya no dan largas. ¿Cuántas veces han escuchado que la concertación entre la Junta, la CEA, CCOO y UGT es el camino a seguir? Los últimos datos del desempleo certifican la gravedad de nuestros males: más paro, sobre todo en la provincia de Sevilla, mientras en el resto de España mengua.

Ambas noticias son del pasado viernes. Ya han visto la capacidad de reacción. Pasó el puente del 1-N como si tal cosa y se sigue marcando una agenda llena de paripés insustanciales que flotan por encima de un problema impresionante: somos rehenes del conformismo. Y nadie se ofrece a pagar y rescatarnos como vividores del cuento.