¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Endecha por la muerte del árbol de Santa Ana
Que a la Asociación para la Memoria Histórica se haya indignado, hasta el punto de presentar una reclamación ante la Oficina del Defensor del Pueblo, porque el Rey haya dicho que "son tiempos para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas" parece confirmar que esta asociación, junto a reclamaciones justas, está empeñada en contradecir al gran historiador Pierre Nora -"no hay que confundir memoria con historia"- suplantando la historia (interpretación rigurosa de documentos y testimonios) por la memoria (emocional y subjetiva). Sólo una interpretación sesgada puede encontrar en las palabras del Rey una invitación al olvido de la historia y mucho menos una ofensa a las víctimas del franquismo. A lo que se refiere es a lo que algunos hacen: manipular políticamente el pasado para traerlo al presente como enfrentamiento.
¿A quién ofende que el Rey prefiera una España de brazos abiertos y manos tendidas a otra de viejos rencores y heridas abiertas? ¿Acaso son partidarios de la exclusión, en vez de los brazos abiertos, y de los puños, en vez de las manos tendidas? ¿Por qué se han sentido aludidos con lo de "agitar viejos rencores"? ¿Porque es lo que hacen? ¿Tal vez son más partidarios de las heridas abiertas que de las cerradas (lo que no equivale a olvido)? ¿Habrían denunciado ante el Defensor del Pueblo -si entonces hubiera existido- a Azaña por el "paz, piedad y perdón" de su discurso del 18 de julio de 1938, en pleno conflicto? ¿O acaso, diciéndose representantes de todas las víctimas del franquismo y erigiéndose en defensores exclusivos de la Segunda República, están más de acuerdo con quienes dejaron en una absoluta soledad política al presidente de la República que dicen reivindicar?
Cuando Azaña dijo esas palabras, a guerra ya perdida, el PSOE estaba roto en dos y enfrentado al PCE que, a su vez, estaba en guerra contra los anarquistas y había liquidado al POUM (un año antes Andreu Nin había sido secuestrado, torturado y asesinado por los comunistas), mientras los independentistas iban a lo suyo como hicieron desde 1934. Franco no fue el único enemigo de la República. Y lo más importante: lo quieran o no quienes pretenden desacreditarla, la Transición cumplió las esperanzas de Azaña 40 años después de su discurso, en el que anhelaba "una paz nacional, una paz de hombres libres, una paz para hombres libres". La disfrutamos desde 1978.
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