EL CIS ha sido implacable con los dos partidos mayoritarios, al PP le ha asestado dos puñaladas en forma de puntos hacia abajo en la aceptación de voto y al PSOE le sigue dando al insistir en que no se mueve, que no araña votos a pesar del descontento generalizado por las duras medidas de Rajoy y a pesar de que la ley del aborto de Gallardón la ha utilizado el PSOE para movilizar todo lo movilizable y más, en un último esfuerzo por salvar al deteriorado equipo de Rubalcaba.

Rajoy aún puede ganar terreno si antes de las generales comienzan a verse los resultados de sus iniciativas y se nota que afectan para bien a las cifras de empleo, aunque hasta el momento no se advierten esos síntomas. Pero si Rubalcaba y el PSOE no consiguen salir adelante cuando es tanto el descontento, cuando han centrado su política en denunciar la corrupción que invade al PP, y cuando los recortes han provocado una disminución de las prestaciones sociales y educativas, entonces es que los socialistas tienen un serio problema. Porque si el desafecto se centra en Rubalcaba, entonces se tendría que haber visto cierta tendencia positiva para el partido con la convocatoria de unas primarias a las que Rubalcaba todavía no ha confirmado su participación. Sin embargo el voto no se mueve, lo que significa que el PSOE aún sufre las consecuencias del pésimo Gobierno de ZP, que contamina a las siglas y desde luego contamina también a quien fue vicepresidente de ese gobierno. En esa situación el voto se dispersa hacia partidos menores que por no haber gobernado nunca pueden permitirse el lujo de prometer lo que ningún partido responsable sabe que, por inviable, no se puede prometer.

Sin embargo ahí están los partidos que salen ganando por la falta de convicción del PP para dar confianza en el futuro y el miedo que provoca confiar en los sucesores de Zapatero. El CIS coloca a esos partidos jóvenes entre los emergentes, y si los hay que provocan lógica ilusión porque transmiten ilusión, frescura y un lenguaje cercano, otros en cambio dan auténtico miedo, porque defienden el disparate y allí donde han logrado algunas cotas de poder o sus parlamentarios y concejales presentan propuestas, sólo se han visto despropósitos, nula preparación e insultos al adversario.

Tal como está España, es mejor contar con la referencia de un gran partido con experiencia de gobierno, importa más el sentido del Estado que la ideología. Y si debe apoyarse en partidos menores, pero con principios sólidos, todos saldremos ganando.