ESCRIBO desde la burbuja que se hace artículo indispensable desde el que paliar el ruido de un sevillismo legítimamente alborozado, pues no sólo de hazañas turinesas vive el hombre. Sobre todo el que habita en este reino de la disyuntiva que es Sevilla ha de intentar la combinación de cuanto acontece en ambas aceras, sobre todo cuando la cruda realidad nos confirma que en este día de San Isidro hay dos Sevillas diametralmente opuestas.

Opuestas en lo anímico, claro, sólo en lo anímico y, sobre todo, en lo coyunturalmente anímico, que tampoco hay que eternizar las situaciones. Y así, mientras el Sevilla volvía a Sevilla por el río Betis, el Betis se pone manos a la obra para la regeneración confiando en un viejo rockero. La vuelta de Alexis al Betis, por siempre Real Betis Balompié, nos retrotrae a un tiempo más habitable en dicha acera. A un tiempo en que la pericia deportiva podía con todo lo demás.

Y eso que todo lo demás anda ahora bajo la jurisdicción de la impagable Mercedes Alaya, que si no... Vuelve Alexis para convertirse en uno de los pilares que le devuelvan al Betis la dignidad perdida. Dignidad deportiva, se entiende, ya que la otra parece en claras vías de recuperación definitiva. Pero aunque Alexis gozó siempre de indudable predicamento en el beticismo no va a tenerlo fácil, pues entre tontos útiles y malintencionados van a dificultarle las cosas.

Por lo pronto, ya hay quien le echa en falta la experiencia para el cargo. Días atrás cuando eran otros los nombres que circulaban para el puesto se les atacaba por su poco pedigrí bético y cuando no es ése el problema se le ataca por novato. En fin, que ahora que acaba de atracar una vez más la nave sevillista en la Torre del Oro, en la otra acera se aguanta el temporal a la misma vez que parece haberse salido ya de esa sensación de encefalograma plano que presagiaba lo peor.