Visto y Oído

Antonio / Sempere

Sentencia

LO que ocurrió el otro miércoles por la noche en La 1 es muy sintomático sobre la esquizofrenia en la que vive la televisión pública. Da la impresión de que en el fondo lo que quería emitir en el horario del prime time era un especial monográfico dedicado a la sentencia dictada contra Ortega Cano. Un especial que se emitió finalmente muy pasada la medianoche pero que en su anuncio a la hora de la información meteorológica daba la impresión de que era el formato que los programadores realmente hubiesen introducido muy a gusto para conectar con las amplias capas populares en el horario más demandado de la noche. La cuestión es que, como cada miércoles, comparecieron Comando actualidad y Españoles en el mundo, y siempre quedará como un futurible qué habría ocurrido caso de que La sentencia, que así de rotundo se llamaba el especial, hubiese concurrido en el horario estelar. Qué cifras habría dado.

La cuestión, como decía, es que a TVE se le exige demasiado. Veamos. Se le exige una cosa y su contraria. Que ofrezca servicio público, calidad, que no se meta en berenjenales comerciales de corazón, y al mismo tiempo que continúe imbatible. Tras la pérdida de liderazgo, se la critica sin piedad. Se habla de debacle. De caída cuesta abajo. Pero si intenta hacer algo por recuperar la audiencia perdida, si ofrece algún contenido mínimamente parecido a la de la cadena privada líder, entonces se le abofetea en público por caer tan bajo.

La televisión pública es la que está sentenciada. Si se ve poco, porque se ve poco. Si intenta bajar el listón para que la gente la vea más, por bajar el listón. Pero quede claro que si da Pienso luego existo, que lo emite, no llega ni a rozar un 1% de audiencia.

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