ME gusta el mes de septiembre, aunque me temo que este mes que empieza se presenta muy mal. Tres comunidades ya han pedido el rescate -o el acceso al Fondo de Liquidez Autonómica, que es lo que dicen para disimular-, y parece que no son las únicas que van a necesitarlo. Andalucía ya está en la cola, al no haber logrado financiación para su emisión de deuda. Y los dirigentes de otras comunidades están repitiendo demasiadas veces que no tienen necesidad de rescate alguno, cosa que nos hace temer que dentro de nada van a solicitarlo, o mejor dicho, a reclamarlo, porque aquí nadie pide nada, sino que todo el mundo exige, y además con los malos modales que son marca de la casa.

Extraño país éste, en el que los arruinados suplican un préstamo a alguien que está más arruinado todavía, y en el que todos los que piden dinero se jactan de que no van a aceptar condiciones ni imposiciones, como si el dinero se lo fueran a dar en una tómbola de las Hermanitas de la Caridad. Es increíble. ¿Cuántos años llevamos viviendo en una burbuja mental -y moral- que es mucho más peligrosa que la burbuja inmobiliaria y que todos los embelecos de los especuladores financieros? ¿Y cuánto tiempo llevamos engañándonos? Nos guste o no, todos hemos vivido en una especie de país encantado, creyendo que el dinero que teníamos era nuestro, cuando en realidad estábamos viviendo a crédito como los nobles arruinados de finales del siglo XIX.

Y lo peor de todo es que la clase política sigue viviendo en la misma burbuja moral. Cuando tenemos por delante varios años de gravísimos problemas económicos y sociales, no va a servir de nada actuar con las mismas politiquerías y los mismos trucos de magia barata de siempre. Si no se adoptan medidas que hagan creer a la población que se actúa con un mínimo de equidad, si no vemos aparecer una insólita ejemplaridad en la conducta diaria de políticos y financieros, y si no vemos indicios reales de austeridad y de preocupación sincera por la gente que lo está pasando mal, pronto tendremos un grave estallido social que pondrá patas arriba todas las cosas que todavía funcionan en nuestro país, que por fortuna siguen siendo muchas. Si no queremos que todo se vaya a pique, hay que llegar a un gran acuerdo político que incluya a todos los partidos y sindicatos en un programa de mínimos, porque de lo contrario nos enfrentamos a un largo periodo de conflictos sociales y de servicios públicos que se irán desmoronando día a día, mientras nuestra clase política sigue representando ese teatro malo que escenifican día a día Sánchez Gordillo y Artur Mas y Rajoy y la oposición. Lo repito: sin grandes acuerdos que integren a todo el país en unos objetivos comunes, esta sociedad se va a pique. Si no se ha ido ya.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios