Sevilla, sala de fiestorros

El centro fue el sábado un gazpacho pasado de vinagre que dejó al descubierto qué Sevilla tenemos y queremos...

Mascletá a los pies de la Giralda el pasado sábado
Mascletá a los pies de la Giralda el pasado sábado / Efe

25 de abril 2022 - 04:00

Sevilla/Supongo que los impactos económicos de determinados acontecimientos que nos cuentan políticos y expertos son ciertos... Supongo y quiero suponerlo. No sé si de verdad los jurdeles van a parar a los negocios de la ciudad, a las multinacionales o esta muy repartido, como la lotería premiada de Navidad. Deseo que la final de copa ganada con toda justicia y mérito por el Betis haya sido verdaderamente beneficiosa para las arcas de muchos. Ocurre que la ciudad ha cambiado desde 2005, cuando algunos salimos a la calle como observadores a descubrir cómo se celebraba un título de fútbol, pues hasta entonces sólo sabíamos de trofeos veraniegos en uno y otro barrio. El centro se ha chabacanizado de tal forma que la suma de la vida ordinaria (tela de ordinaria)de los fines de semana sumada al público masivo de un espectáculo como el fútbol produce una mezcla de verdadero rechazo.

El sábado soportamos en el centro histórico un verdadero gazpacho pasado de vinagre y ajo. Despedidas de soltero con tipo vestidos de indio y haciendo el ídem, valencianos armando ruido con las mascletás y dejando calles y plazas como la Puerta del Sol después de las doce uvas, manadas de turistas sin rumbo creyendo que estaban conociendo una ciudad (o tal vez sí), unas cuantos bodas y primeras comuniones con los invitados buscando asustados una vía de evacuación... El gazpacho fue de los que se repiten largamente. Me pregunto como hizo Jaime Bretón, ex concejal y actual comisionado del Polígono Sur:“¿De verdad que son rentables para la ciudad este tipo de acontecimientos?”. Doctores tendrá la iglesia emergente del turismo, el mundo de los touroperadores y las grandes compañías del transporte. Pero la cochambre que se sufrió el sábado fue de órdago. Nuestro centro queda reducido a salón de fiestas de salvajes, a un espacio sin ley ni orden durante muchas horas. Sufrieron los comerciantes, los vecinos y los monumentos.

Si de verdad necesitamos esto para comer, tendremos que aguantarnos como desgraciados que comen de mano ajena. Pero no nos vendan que esto es turismo de calidad, una apuesta por potenciar la imagen de la ciudad y otras estupideces sacadas del argumentario del bienquedismo y la equidistancia. Todavía nos queda la final de la Europa League... El alcalde Muñoz ya tiene nuevo lema:“Sevilla, el decorado idóneo para sus celebraciones asilvestradas”. Somos un decorado. Permitimos todo: orines, petardos, cohetes, basura, vocerío, exceso de apartamentos y veladores, invasión del espacio público, etcétera. Al Betis siempre agradeceremos su victoria. Nos permitió dormir. La pirotecnia cesó. Bendito silencio.

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