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Sevilla está sin terminar

El 65% de los vieneses votaron contra una Expo que hermanaba Viena y Budapest

Como tantas empresas humanas, el destino de una ciudad es crecer, transformarse y llegar a ser el mejor lugar para sus habitantes. Es la continua lucha de una colectividad por seguir adelante con el legado de las generaciones anteriores, transformado y acrecentado para que sirva a sus paisanos. Algunas ciudades pueden vivir, en cierta medida, de lo que fueron, de contarlo y mostrar su patrimonio y su historia, pero ninguna ciudad puede vivir tal y como fueron sus días pasados. En 1991, en los días que se aceleraban los preparativos para inaugurar la Exposición Universal de Sevilla, se planeaba en Viena, otra ciudad que vive del turismo en gran parte, una exposición a celebrar en 1995, que sucedería a la nuestra.

Ya estaban empezados los trabajos de acondicionamiento en los terrenos a la orilla del Danubio. Y entonces se celebró un referéndum en el que el 65% de los vieneses votaron en contra de que se celebrara la Expo que hermanaba Viena y Budapest. ¿Por qué pensaron así? Muchas fueron las razones, como el encarecimiento que supondría y los inconvenientes de todo tipo, incluida la llegada de trabajadores extranjeros, pero siempre pensé que a los habitantes de Viena no les compensaban las molestias porque todo lo que les contaban que ganarían ya lo tenían. Un Metro completo recién terminado, la modernización de las calles del centro histórico. La restauración y puesta al día de sus principales edificios monumentales, incluido un flamante Museo de la Ciudad. Y mucho más. Creo que los vieneses sentían que su ciudad estaba terminada y funcionaba y no deseaban las incomodidades de los preparativos y de la propia Expo.

¿Creen ustedes que Sevilla está completa? Piensen en todo lo que le falta a nuestra ciudad por tener y que funcione, para que nos demos cuenta qué quiero decir, con eso de que Sevilla está sin acabar. Por ejemplo: no tenemos la red de Metro completa ni un transporte público eficaz que conecte la estación de Santa Justa con el aeropuerto, ni un buen servicio público que cubra las necesidades del área metropolitana. No está bien resuelto el desarrollo del Puerto y su engarce con la ciudad residencial. Ni cuándo ni cómo se van a convertir los terrenos de Tablada en el pulmón verde que siempre se dice. No están terminadas las obras y nuevos usos de la Fábrica de Artillería ni de los edificios de Altadis, complejos que están llamados a mejorar la vida de sus barrios. Más y mejores carriles bici, más tranvía y nuevos bulevares. Poder utilizar las Atarazanas y que funcione la Ciudad de la Justicia y acabar los arreglos del Hospital Militar. Conseguir que todos los barrios sean más completos en sus servicios de primera necesidad, con zonas peatonales y de estancia de niños y mayores. Que los barrios de marginación dejen de serlo y no haya chabolas, etcétera.

Pueden continuar y señalar aquí todo lo que crean necesario para el buen funcionamiento de la ciudad. Es verdad que se hace mucho, pero ¡queda tanto por terminar…!

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