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Visto y Oído

francisco / andrés / gallardo

Superpoder

LA modesta respuesta andaluza a Fuga de cerebros se encuentra en Flaman, que igual juega a ser un reflejo de Big Bang como a ser la miopía macarra de la saga X-Men. Se agradece la originalidad ante la falta de medios y el esfuerzo en una comunidad autónoma donde no hay tejido para construir ficciones. Y Canal Sur, a la fuerza ahorcan, se ha visto en la obligación de programarla en un horario respetable aunque la serie tenga detalles que no la aconsejen para una franja con ambición familiar. Le sobran algunas alusiones demasiado explícitas y más de un puñado escatológico, aunque a estas alturas no nos escandalicemos de nada. No hace falta la lejía cuando se dan pinceladas a un retrato realista al óleo. David Sáinz, creador de una webserie popular (y meritoria), Malviviendo, es quien está detrás de esta más que voluntariosa telecomedia que cuenta con la mejor cabecera de un programa propio que se ha visto en la RTVA en su vida: un homenaje al cómic, de Marvel a El Jueves, en los títulos de crédito. Y los efectos especiales, mejores que en protegidas series españolas de postín.

La mayoría de las interpretaciones carecen de esa naturalidad a la que aspira en todo momento una narración que mastica la palabra "quillo" cada cinco segundos de diálogo. Cada frase no tiene por qué terminar en un vocativo tipo "cabessa", por muy canis que sean sus personajes: la ficción tiene sus reglas y no es necesario calcar los diálogos de la calle.

A Emilio Márquez, Zequi, el protagonista, le falta la vis cómica que requeriría para hacerlo cómplice. Más afortunado es el papel friki de Alfredo a cargo Adrián Pino y la pandilla que se inspira en la de Sheldon.

Flaman no es un destino, pero es el camino para renovar.

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