Alto y claro

josé Antonio / carrizosa

Teoría del voto útil

EL panorama que dibujan la mayor parte de las encuestas que se han publicado sobre las elecciones del próximo 22 de marzo en Andalucía, y muy significadamente la de Commentia para este periódico, revela un escenario de partida en el que las apelaciones, directas o indirectas, al voto útil se van a convertir en el eje de la campaña, sobre todo en los dos partidos que hasta ahora habían mantenido de forma muy mayoritaria la representación política de los andaluces. No descubro ningún secreto guardado bajo siete llaves si digo que en influyentes ámbitos empresariales y financieros de Sevilla y de otras ciudades importantes de la región, tradicionalmente echados hacia la derecha, se baraja la idea de que sólo si Susana Díaz sale fortalecida de estos comicios se pondrá pie en pared para detener el poderoso y, según esta teoría, desestabilizador crecimiento de Podemos. La confianza en la opción que representa Díaz no se basa en una repentina conversión hacia los postulados de la socialdemocracia que representa la presidenta andaluza. Sería, sobre todo, un movimiento de defensa del sistema que se ve amenazado por la irrupción de una opción populista fuertemente enraizada en la extrema izquierda y en los modelos radicales de Venezuela o Cuba. Tiene que ver con esto, pero también, y mucho, con el hecho de que el Partido Popular no se ve como una opción real de Gobierno ni a su candidato como un político con el recorrido suficiente para hacer frente al poderoso PSOE andaluz. En estos medios se piensa que al PP le queda todavía mucho para recuperarse del fiasco que supuso hace tres años que Javier Arenas se quedara a las puertas de una mayoría de gobierno y que, como consecuencia de ello, dejara al partido abandonado a su suerte y sumido en una crisis de la que Juanma Moreno aún no ha sido capaz ni de empezar a recuperarlo.

En definitiva, sería algo así como utilizar la fortaleza y la capacidad de liderazgo de Susana Díaz para mantener en el conjunto de España al PSOE como una de las patas fundamentales del sistema creado a partir de la Constitución de 1978. El calado que alcance esta pretensión entre el electorado andaluz es algo que todavía está por dilucidar. Lo que si queda claro es que la tarea básica que le espera al Partido Popular y a su candidato durante esta campaña es convencer a su propio electorado: al que lo votó en las elecciones de 2012 y que luego se sintió abandonado y miró para otro lado. El PP necesita un buen resultado, aunque no gane, porque su triunfo a futuro será condicionar la vida política de Andalucía y dar en España el mensaje de que la labor del Gobierno central durante estos años no ha caído en saco roto. Juanma Moreno tiene por delante la difícil tarea de convencer al electorado de derecha y de centro derecha de que el voto útil es él y de que el PP ha superado ya la travesía del desierto andaluz. Si, como se pronostica en la encuesta que publicamos este fin de semana, el Parlamento de la próxima legislatura es un puzle sin una mayoría clara de gobierno se va a tener que producir algún tipo de entendimiento entre socialistas y populares. En la entrevista que publicábamos hace una semana con Susana Díaz, la presidenta, como manda el reglamento del político en campaña, decía que no pactaría ni con el PP ni con Podemos. Pero hacía una distinción no baladí entre unos y otros: mientras que a los primeros los descartaba porque habían hecho daño con sus políticas de recortes, de los segundos decía abiertamente que eran enemigos del sistema. Lo que se dibuja por tanto en el horizonte es algún tipo de compromiso histórico en Andalucía que sea luego exportable al conjunto de España. El encaje de este planteamiento en la teoría del voto útil es lo que vamos a ver en las próximas dos semanas.

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