La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Tócala otra vez, Escámez

¿Y si la avidez de la SGAE mejorara el repertorio musical de la Semana Santa al salir gratis lo más antiguo?

Hace 121 años que falleció Font Marimón, 83 que fue fusilado en el Madrid republicano Manuel Font de Anta, 76 que fallecieron Emilio Cebrián y Manuel Font Fernández, 75 que falleció Manuel López Farfán y 71 que falleció Manuel Marquina. Si la duración de los derechos de autor en España es de 70 años después de la muerte del compositor, la pretensión de la SGAE de retomar su viejo proyecto de cobrar por la interpretación de marchas durante las procesiones podría abrir un futuro espléndido para la música en la Semana Santa. Imagínense que año tras año los mayordomos y los priostes más tacaños dieran prioridad a las marchas exentas del pago de derechos. Desde ya todas las de los compositores antes citados entrarían. Y conforme fueran pasando los años, cada vez que se cumpliera el 70 aniversario del fallecimiento de un compositor, se irían incorporando las de otros grandes maestros de la marcha procesional: las de Vicente Gómez Zarzuela a partir de 2026, las de Alberto Escámez a partir de 2040, las de Antonio Pantión a partir de 2044, las de Pedro Gámez Laserna a partir de 2057, las de Pedro Braña a partir de 2065 o las de Pedro Morales a partir de 2087.

Dado que algunos de los mayores maestros de las marchas procesionales fueron, gracias a Dios, muy longevos, los mayordomos, los priostes o quien en cada hermandad se encargue de hacer el repertorio de marchas deberían equilibrar las liberadas de derechos de autor con las que aún exigen pago. Porque sería un atentado no poder oír Esperanza Macarena, Virgen de Montserrat, Virgen de la Paz, Coronación, Nuestra Señora del Patrocinio, Saeta sevillana, Jesúsde las Penas, Tus dolores son mis penas o Virgen del Valle hasta que vayan liberándose de pagos sus composiciones. Hasta que pasaran los 70 años preceptivos. Y no digamos nada de Alberto Escámez, que bastante poco es interpretado tras la desaparición de las bandas de cornetas y tambores de verdad-de las que sólo quedan tres: las chica y grande de la Centuria Macarena y Esencias- y el triunfo del chimpún virtuoso-trompetero.

Según la presidenta de la SGAE, cobrar por las marchas se justifica porque las "ha creado alguien que se ha pasado muchas horas de su vida componiéndola para que todos los ciudadanos la disfruten". O algunos las suframos, amiga mía. ¿Y si la avidez de la SGAE mejorara el repertorio musical? Soñar es gratis.

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