Calle Rioja

Francisco Correal

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Trasvase Ebro-Guadiana a orillas del Guadalquivir

Romance. Las ‘cinco horas con Mario’ de un bautizo en Ómnium Sanctórum desvelan una historia de amor, el enésimo vínculo entre Sevilla y la Montaña, que empezó ante la Macarena

Trasvase Ebro-Guadiana a orillas del Guadalquivir

Trasvase Ebro-Guadiana a orillas del Guadalquivir

Podríamos titularlo Cinco horas con Mario. El tiempo aproximado que duró el bautizo y convite posterior del niño con tan literario nombre, hijo de Juan y Lorena, que recibió el agua bendita en la pila de la parroquia de Ómnium Sanctórum, bajo la imagen del Cristo de los Javieres.

La historia le gustará a José Antonio Fernández Cabrero, que además de hermano mayor de la Macarena ha sido marino mercante y es montañés de cuna. Probablemente la conozca, porque el abuelo de Mario, el periodista Guillermo Sánchez, es bien conocido en el corazón de San Gil como autor del libro Y la Macarena se vistió de luto. Mar, la abuela paterna de Mario, aprovechó una visita a Sevilla para hacerle un ruego a la Macarena: que su hijo Juan se enamorase de una sevillana. Juan es el único varón de esa familia montañesa. Después nacieron siete hembras. Una de ellas ejerció de madrina. Otras tres vinieron a la ceremonia desde Santander a Sevilla. El itinerario de los montañeses, foramontanos, jándalos o chicucos, que no hay otro proceso migratorio con tantos nombres ni con tan buenos padrinos poéticos como Gerardo Diego, el poeta montañés del 27, amigo de Juan Belmonte y que compartió el premio Cervantes con Jorge Luis Borges.

El Ebro nace en Fontibre, cerca de Reinosa, provincia de Santander. Pero los invitados al bautizo, que tuvo lugar tras la misa dominical de las diez y media en la iglesia de la calle Feria, hicieron una parada en el bar Guadiana de la calle del mismo nombre. El Guadiana nace en las Lagunas de Ruidera, provincia de Ciudad Real, y desemboca en Ayamonte. La sequía rodea de melancolía estos enunciados de los ríos que conservamos como las tablas de multiplicar, que resisten mejor que la lista de los reyes godos y las valencias del sistema periódico.

El flechazo entre Juan y Lorena, el sueño cumplido de los rezos de la abuela de Mario, se cumplió en Madrid, ciudad donde nace la madre del niño en 1986, el año de la muerte de Borges. Destino profesional del abuelo de Mario, el periodista, que asocia esa mudanza profesional con los tiempos de aquella carambola de un gol de Dante Sanabria en el Bernabéu con el Hércules y otro del Valladolid en Nervión que hacían inútil el empate pactado entre Málaga y Betis en la última jornada de Liga condenando a los primeros al descenso a Segunda. Quiso el azar que el entrañable convite tuviera lugar en un local de nombre La Rosaleda, igual que el estadio malacitano condenado al infierno por un capricho del Dante. Nombre de un futbolista que después ficharía por el Sevilla y abrió un restaurante argentino cerca del estadio donde era muy recomendable el matahambre. Allí trabajó de camarero Carlos, un bonaerense emparentado con Baby Acosta que jugaba al fútbol como los ángeles.

Mario aguantó como un jabato el chorreón bautismal, el agua escanciada por el párroco Pedro Juan Álvarez Barrera, que en el convite, en esta España que en cinco años ha vivido un invierno demográfico de trescientos mil niños menos, conoció la buena noticia de otro niño que vendrá para febrero con el nombre de Marcos. Su padre fue alumno del instituto San Isidoro donde el párroco de Ómnium Sanctórum era profesor de Religión. El futuro abuelo, también periodista, es uno de los mejores amigos del abuelo de Mario. Hubo suerte con la fecha del bautizo. Se habían ido las secuelas de la ola de calor. Fuimos caminando desde Feria hasta la carretera de Carmona. Con un policía local jubilado como cruz de guía, que nos llevó por Arrayán y Macasta, donde la comitiva hizo una parada ante la placa que recuerda que allí nació el peluquero y rapsoda Manuel Melado (de la quinta de Alfonso Guerra, Alejandro Rojas-Marcos, Eduardo Saborido o Marcelino el del gol a la Unión Soviética). Dejamos a un lado la iglesia de San Julián y recorrimos la avenida de la Cruz Roja, ya peatonalizada, antes arteria de la línea 1 de Tussam. Parada en la calle Antonio Machín, uno de los personajes que murieron aquel mes de agosto de 1977: además del cantante cubano, se fueron Elvis Presley, Groucho Marx y Antonio Rodríguez Buzón, el pregonero que salió a hombros del teatro San Fernando.

En tiempos de recesión demográfica, quien tiene un abuelo tiene un tesoro. Ya había jugado el Sevilla, todavía no había empezado el Betis. Mario ya estaba en el club de los bautizados. La festividad de Santa Mónica, la madre de San Agustín. Uno de los muchos santos. Ómnium Sanctórum los tiene a todos. Con el latín como contraseña. El bar Guadiana está en un cruce de caminos con Quilombo y Hércules, que no tiene nada que ver con el equipo del futbolista argentino que indirectamente mandó al Málaga a Segunda División. Podía haber mandado al Betis si éste no marca por medio de Joaquín Parra, el fino futbolista que junto a Pablo Alfaro presentaron en La Carbonería un libro de fútbol del ex futbolista y antropólogo Alberto del Campo.

Cinco horas con Mario. Como la novela de Delibes. Su equipo, el Valladolid, se sumó a aquel cambalache de 1985, el año que Gordillo fichó por el Madrid, ganando sin despeinarse en el campo del Sevilla. El domingo perdió contra el Alcorcón. Montañeses en la calle Feria. Sevilla tiene una calle Santander, una calle Cantabria, un Laredo en Sierpes y un plano de Reinosa en Pagés del Corro esquina con Antillano Campos (lo que fue la casa de Anselma). Los dos goles de la final del 77 a Iríbar los marcó Javier López, hijo de Laredo, y el capitán del equipo era José Manuel Cobo, de Cabezón de la Sal. Sevilla es una ciudad llana llena de montañeses.

Y de un Martínez Montañés nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén. El maestro de Juan de Mesa. Las dos gubias que materializan en imágenes la fe de un pueblo. El marco de devociones que hacen posible que los ruegos de una montañesa cristalicen en una historia de amor que cruzó Despeñaperros para escribir con tiza de taberna y traje de cristianar Cinco horas con Mario, este trasvase Ebro-Guadiana a orillas del Guadalquivir.

La madrina de Mario volverá a la capital de Cantabria. Otro nexo entre el norte y el sur. El tío de Mario, Guillermo Sánchez jr., no pudo acudir. El hermano de Lorena tenía compromisos deportivos como entrenador de baloncesto de Islandia. Donde Brabender perdió el mechero. El rezo a la Macarena surtió efecto. Un romance que nace en Madrid, media geográfica entre Santander y Sevilla. El puerto de Castilla y el puerto de Indias. Unidos por la Universidad Menéndez Pelayo.

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