ES en estos momentos el rostro con más credibilidad de la televisión en España. Su figura estaba ahí, pero creció con los debates electorales, tanto en el de diciembre, en su casa, como el último de la Academia. Vicente Vallés nació en la academia de la corporación pública cuando no había apenas otras opciones. A finales de los 80, con su cara siempre aniñada, aparecía a última hora en la Primera Cadena en el repaso de Teledeporte, programa del que se quejaba José María García porque decía que era una estratagema de Felipe González para que la gente no escuchara Antena 3 Radio. El pobre. Las vueltas que da la vida, Vicente Vallés al cabo de los siglos es el tesoro de Antena 3 Televisión y por eso desde este lunes está al frente de la edición de las nueve de la noche, dando sustancia y templanza a aquella hora de Matías Prats que no aprovechó Álvaro Zancajo. Otra veterana, María Rey, ha pasado de la unidad móvil en el Congreso al plató.

Vallés ha pasado por todas las cadenas y en cada una fue dejando su impronta de mesura y profesionalidad. Su misión reciente más brillante, antes de dar el salto a Antena 3, fue con La noche en 24 Horas, repaso diario que levantó a pulso y que pese a la buena inercia ninguno de sus sustitutos ha conseguido igualar su tono y creación de interés. El último en estar en esa plaza es Víctor Arribas. Como conductor aporta su compostura a La noche. Lo triste es que su prolongada trayectoria tendenciosa le haya abierto la puerta de la cadena pública que en esta interinidad nacional se escora descaradamente a enjuagar a toda costa la imagen de Rajoy y compañía. TVE no tiene remedio mientras sigan los que están ahí.

También hay parcelas y redacciones que se salvan. El primer Cachitos de la nueva temporada es imprescindible: su repaso por las bandas sonoras es un masaje a nuestros recuerdos y un impagable homenaje por adelantado (con este programa ya no haría falta una gala hortera) del 60º aniversario de esta TVE tan ninguneada por el PP.