Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Visto desde aquí

Las elecciones de hoy son en Andalucía una especie de segunda vuelta sobre el pacto a tres que echó al PSOE

El mismo día y casi a la misma hora en los que Albert Rivera empezaba a pegarle patadas dialécticas en la boca a Pablo Casado, Juanma Moreno y Juan Marín comparecían juntos y en magnífica armonía en el Palacio de San Telmo para cantar las excelencias de los cien primeros días del Gobierno del cambio, que se traducen en haber puesto efectivamente en marcha algunas de las medidas que habían anunciado como más urgentes, pero sobre todo en denunciar lo mal que lo hacían y lo manirrotos que eran los que estuvieron antes durante cuarenta años. La doble escena -PP y Ciudadanos a la gresca en la campaña electoral y como hermanos siameses en Sevilla- admite múltiples reflexiones. Las más evidentes es que en política el poder es el mejor cemento para unir lo que está separado, pero también pone de relieve la impostura que es hoy por hoy la seña de identidad que mejor define la actuación de nuestros políticos.

Vistas desde aquí, desde la capital de Andalucía, las elecciones de hoy tienen lecturas interesantes. Vamos a comprobar si después del vuelco político que supuso el 2 de diciembre los andaluces están dispuestos a ratificar la fórmula que echó a Susana Díaz del poder o, como ella misma dice, podrá "sacarse la espinita" y el PSOE volverá a ser la marca que se imponga sin discusión. Se quiera o no, y aunque las escalas sean diferentes, en Andalucía hoy, además de decidir cuántos de cada partido van al Congreso de los Diputados, se va a ejercer una especie de segunda vuelta que va a ratificar o rectificar el giro más importante que se le ha dado a la política de esta región en toda su historia, que se extiende ya por espacio de cuatro décadas.

Un segundo aspecto que se va a medir hoy en Andalucía tiene que ver con la sorpresa que supuso hace cuatro meses la irrupción de unas nuevas siglas que hasta entonces eran testimoniales y que aquí se convirtieron en decisivas. Lo que se va a comprobar esta noche es si los andaluces fueron o no unos adelantados que reflejaron la frustración que hoy muchos sienten votando a Vox. Hoy se va a decidir si es posible una alianza de tres a la andaluza o si el PSOE se logra mantener en el poder pactando con la única fuerza a su izquierda y con el separatismo catalán, esto último muy a su pesar porque sabe que en mes después, en las municipales y autonómicas en media España, pagará un precio por ello.

Si la jornada del 28 de abril es decisiva por todo lo que nos jugamos, en Andalucía tiene lecturas propias que la hacen aún más apasionante. Veremos dentro de unas horas en qué queda todo esto.

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