Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

Un acto de material sensible en Heliópolis

A rebufo del libro que ha conformado Jaime Sabaté, la primera Copa del Rey a escena

Dentro de la aridez que genera el día a día, un oasis es bienvenido. Y así ocurría ayer en las entrañas del santuario de los béticos al rebufo de varios actos en uno. Sostenido en la percha del libro que acaba de pergeñar Jaime Sabaté, se develaba el nomenclátor de la puerta noble del estadio bajo el recuerdo a los que ganaron la primera Copa del Rey. Un acto que tuvo una carga sentimental indudable y que le encogió los adentros a los presentes.

Todos los que estaban eran y todos los que fueron estuvieron a excepción de los fallecidos y de tres que no asistieron por cuestiones de causa mayor. Los fallecidos estuvieron representados por sus familiares y así pudimos ver cómo Elo se convertía en pura lágrima en el recuerdo de su inolvidable esposo, el gran Rogelio. Y bien que se hizo notar con unas líneas entrañables que elevaron el clima emocional al paroxismo. Ahí se produjo el cénit emocional de la cita.

Como se le quebraría la voz a Jaime Sabaté en la disertación explicativa del libro que tiene por nombre Secretos de una final histórica y en el que hemos puesto nuestro granito de arena algunos coetáneos del autor. Estaban viudas e hijos de Rogelio, de Benítez, de Alabanda y de Lobato, los cuatro ya fallecidos demasiado pronto. Y en un acto de tan profunda sensibilidad, el hilo conductor del mejor exégeta que canta historias y leyendas del Betis, Manolo Rodríguez.

Un acto de material sensible que habla bien de cómo este Betis de la hora funciona. Aquella final del 77, la primera de la democracia, no se cae de la estantería anímica de cuantos profesan la fe verde, blanca y verde y anoche renovó su impacto bajo la excusa de un libro que relata datos insólitos y que hurga en la intimidad de un suceso irrepetible. Enhorabuena al club de las trece barras por darle el sitio que merecen los que escribieron los capítulos más brillantes de su vida.

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