La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

En el adiós a un torero muy cabal

Diego Puerta había sido cogido en Barcelona el día anterior y Jaime Ostos en Toledo dos días antes, por lo que hubo de recomponerse el Ostos, Puerta y Camino que se anunciaba para ese lunes del alumbrado. Estábamos en 1963 y ya iba con mi padre a la Grada del 11, pero que el reaparecido Pedrés y un Gregorio Sánchez en declive hubiesen sustituido a los dos heridos no le gustó a nadie. Se lidiaba una corrida de Urquijo y todo rompió en apoteosis a lo grande de Pedrés, de aquel Pedro Martínez que con Juan Montero fue pareja de moda novilleril. La tarde tuvo el nombre del gran muletero manchego cortando tres orejas y ganándose otra sustitución. Vino varias veces más en ese año y en el siguiente para que en San Miguel de 1964 hiciese su último paseíllo para testificar la cumbre de Curro con un toro de Camacho. Antier nos dejaba Pedrés, un torero muy cabal. DEP.

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