DECÍAMOS ayer que estábamos en la amanecida de la gran tarde de Sevilla y podemos decir que hoy, aun siendo lunes, nos estalla en la cara la amanecida de las amanecidas. La mañana de Reyes es como una caja de sorpresas que va abriéndose de casa en casa para que ese Peter Pan que todos llevamos en cualquier rincón del alma salga a flote. En esta mañana de Reyes, todos entramos en una especie de ilusionante marcha atrás para volver a ser un rato el niño que fuimos. Hoy, nuestros hijos o nuestros nietos hacen de potentes reactores para que el motor vital se impulse con fuerza. Y junto a esa ilusión incontenida que supone ver brillar los ojos de nuestra gente menuda, el recuerdo de aquellas primeras botas de fútbol, aquel mecano o aquel trenecito que nos hicieron sentir lo que hoy sentimos y que entonces sentían nuestros padres. Mañana de Reyes, casi nada.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios