La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El apagón encendió la luz más Macarena

Hubo un apagón en la Basílica y en vez de la oscuridad se hizo la luz más Macarena. Así son allí las cosas

Hubo un apagón en la Basílica de la Esperanza y en vez de la oscuridad se hizo la luz. Así son allí las cosas. Y una luz más suya por más cálida y más humana, de candeleros y cirios puestos a mano y prendidos con caña y pabilo, uno a uno, por esos encendedores de candelería que en la Macarena tienen algo de oficiantes de una liturgia Pascual en la que, conforme se van prendiendo, cada llama proclama: "La luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu… Exulten los coros de los ángeles y por la victoria de Rey tan poderoso que las trompetas [léase cornetas romanas y Carmen de Salteras] anuncien la salvación. Goce la tierra, inundada de tanta claridad y libre de la tiniebla que cubría el orbe entero".

Se apagó la Basílica y se hizo la luz como sucede en lo más oscuro de la Madrugada cuando -sol de la Macarena- se aparece en su paso y los ojos llenos de lágrimas, las bocas que bisbisean oraciones, las manos que se cogen, los abrazos que allí, solo allí, nos dan quienes ya no pueden abrazarnos en este mundo y los besos de madre que volvemos a sentir en la frente alzan el pregón Pascual, que Sevilla celebra la resurrección cuando sale la Macarena: "Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo".

El apagón hizo la luz. En la Macarena todo -¿todo?, sí, todo, hasta eso que nos hace tocar madera- es siempre para bien. Echan a Juan Manuel y de la reconciliación nace el manto de tisú. La quieren quemar y nace la emocionante historia de Victoria Sánchez Contreras. Le queman su casa y nace la Basílica cuya primera piedra se puso -¿cuándo si no, tratándose de Ella?- el Domingo de Resurrección de 1941. Le llueve, se refugia en la Anunciación y nos regala el regreso triunfal del 14 de abril de 1974, el Domingo de Resurrección más pleno de resurrección que Sevilla recuerde. Le vuelve a llover 39 años más tarde, se refugia en el Salvador y hace la proeza de volver a su casa en siete chicotás -fuerza de sus costaleros, alma del Carmen de Salteras- sin descomponerse. Así son allí las cosas. Como su Hijo, la Macarena escribe siempre derecho por muy torcidos que estén los renglones. Y hasta si no los hay.

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